Capítulo 81: Desastres

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Solté la mano de Ezarel y pasé mis brazos por su dorso hasta finalmente abrazarlo, el correspondió a mi abrazo y sentí que plantó un beso en mi cabeza. El olor era insoportable pero cerré los ojos con fuerza y traté de no pensar mucho en eso, solo quería despertar, quería estar en Eldarya, al único lugar en que a pesar de los peligros, es el mundo en donde puedo ser yo, lejos de las responsabilidades al que quieren obligarme y a lado de la persona que más me quiere. 

De pronto, sentí un aire bastante pesado y mis ojos se sentían cansados, sin yo que quisiera, mis brazos habían soltado a Ezarel y todo se oscureció.

.....

Fui abriendo los ojos y lo primero que noté, fue que unos cuantos rayos de sol caían por mi cara, no era incómodo pues algunas hojas nos hacían sombra. Sentí que mi cuerpo estaba por encima de un cómodo césped, así que me tomé unos largos segundos antes de poder sentarme. Cuando lo hice, Ezarel estaba sentado mientras sostenía su cabeza con su mano, cuando volteó su mirada hacia mi, me sonrió.

— Ya te despertaste. —Dije.

— No, estoy comiendo miel, ¿no ves?. —Levantó el brazo como si tuviera un bote de miel mientras que con su mano, la movía de manera que parecía comerla.— Es deliciosa, ¿no te gustaría probar de mi miel invisible? 

— Eres un tonto. —Ambos terminamos por reírnos, me alegraba saber que al menos no dejaba que la situación lo afectara.— A todo esto .. ¿Donde está la canica?.

Se formó un largo silencio mientras mirábamos a nuestro alrededor, en medio de tantos árboles. Aquella canica fue la que ocasionó todo esto y nos hizo caer en un profundo sueño que pudo haber acabado con nuestras vidas, me gustaría saber cómo es que llegó la canica ahí.

— Ahí está. —Ezarel se levantó y llevó su mano hasta su cinturón, sacando una caja diminuta. Se acercó a la canica con intención de tomarla y mi corazón comenzó a latir más fuerte, deseando que no sucediera nada hasta vez.

Afortunadamente no fue así, Ezarel fue capaz de tomarla y dejarla dentro de la pequeña caja. Luego me levanté y suspiré. Bueno, al menos así no nos iba a tragar en un remolino, o eso era lo que esperaba.

— ¿Que es?.

—No estoy seguro, nunca había visto esto pero a juzgar por su tamaño, podría ser un somnífero. —Ezarel guardó la caja.— Manipulado, claro. Le diré a Miiko sobre este pequeño inconveniente, no hay que tomárselo a la ligera.

— Tienes razón, todavía hay que averiguar cómo llegó ahí.

— Pues si, será mejor regresar ahora antes de que anochezca, todavía no sabemos cuándo tiempo ha pasado desde que caímos dormidos.

Ezarel y yo comenzamos a caminar, comentando sobre el extraño sueño en que ambos habíamos caído. Por más que fuera extraño, me gustó recordar cómo era la tierra y que se sentía caminar por las calles, ir de compras con amigos o tener una agradable cena en familia. Comienzo a creer que la actitud de mis "padres" no era más que una simple protección de lo que yo creía de ellos. Posiblemente si ellos me vieran regresar a casa, hubieran reaccionado de otra manera, tal vez con un abrazo, no lo sé pero debo admitir que la tierra todavía parece ser tan lejana, después de todo lo que viví, no creo ser capaz de exigirles que me lleven a casa.

Pero si quisiera, ser parte de Eldarya, al menos por ahora, hasta que encuentre una manera de regresar. Aunque no creo que eso sea muy grato para Ezarel, supongo que todavía es muy pronto para pensar en eso.

Después de algunas conversaciones y risas con mi querido novio elfo, habíamos llegado al Cuartel General.

Las puertas se abrieron frente a nosotros y ambos entramos, respirando por un momento algo de tranquilidad. Llevé mi mano hasta mi brazo, donde tenía la herida que me había ocasionado Leika, ya no dolía tanto pero supongo que deberé ir a la enfermería si no quiero que empeore. Caminamos por el kiosko y por alguna razón, estaba un tanto alegre, así que me aferré al brazo de Ezarel.

S E C R E T O S [Ezarel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora