Capítulo 124: Presente

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— ¿Necesitan ayuda?. —Pregunté.

— ¿Te estas ofreciendo de ayuda?. —Ewe levantó una ceja.— Sé muy bien que estamos cortos de tiempo pero ______ preferiría que no te involucres en ningún esfuerzo físico. En la guerra vamos a necesitarte con mucha energía.

En ese momento sentí un apretón sobre un hematoma que tenía en el brazo, luego le colocó un bálsamo y después lo envolvió. Aquel toque me hizo escapar un quejido de dolor pero me hizo entender que tenía que recuperarme primero. Además, estaba segura que podía ayudar de otra manera. Quizá le pregunte a Miiko sobre como podría ayudar más tarde.

— Lamento escuchar mucho lo de Ezarel. —Volví a escuchar de Ewe, sacándome de mis pensamientos.

— Si .. —Ni siquiera sabía que decir, tenía un nudo en la garganta.

Todavía siento que saldrá de la sala de alquimia con algún chiste y me invitaría a comer juntos. Pero luego recuerdo lo de Dagon, como si fuera una horrenda pesadilla. Incliné la mirada hacia abajo y parece que Ewe lo notó.

— Sé que saldremos adelante _______, el Cuartel General lo ha estado haciendo desde hace mucho tiempo. Además .. —Ella se detuvo y sonrió.— Si Ezarel no regresa en sí, seré yo quien lo arrastre a patadas hacia ti hasta que te recuerde por siempre.

Aquel comentario me tomó desprevenida pero me hizo escapar una ligera risa, por supuesto, estaba tratando de levantarme el ánimo.

— Gracias Ewe, por todo. —Le sonreí.

Cuando ella terminó de sanar mis heridas, me dispuse a salir para ir al comedor. Tenía el estomago vacío desde hace días y no fue hasta que estuve cerca de la despensa que noté que mi estomago estaba realmente vacío. Mientras colocaba una mano sobre mi vientre, entré al comedor sin más pero al parecer, todo el ruido que estaba ahí, desapareció con mi presencia. Sólo podía ver que todos los miembros del Cuartel que ya estaban ahí, me estaban observando fijamente y por un momento, quise salir corriendo de la vergüenza, aunque no sabía que dije o hice. Sin embargo, el silencio acabó cuando una ola de aplausos comenzó a resonar.

Todos .. ¿Me estaban aplaudiendo?.

— Ah, _______, pasa, dejame servirte la comida. —Karuto se acercó a mi para llevarme cerca de la cocina.— Toma pequeña, sirvete.

Tomé una bandeja de comida que se veía realmente exquisita. Podía ver carne picada, huevos, tocino, un zumo de frutas, casi estaba saboreándolo con la mirada.

— Muchas gracias, Karuto. —Dije con una sonrisa y él solo sonrió.

Pasé a sentarme a una mesa que estaba un tanto alejada. Los aplausos estaban cesando y lo único que hice, fue asentir con la cabeza, sin entender muy bien lo que había ocurrido. Tomando un tenedor y un cuchillo, corté la carne en pequeños trozos y la comí. Estaba muy deliciosa junto a los huevos. Probablemente mi mirada reflejaba lo mucho que estaba disfrutando de la comida porque nadie se me había acercado hasta después de que había terminado de comer.

— ¡_______!. —Karenn y Alajea se acercaron y se sentaron en la mesa conmigo.

— Hola chicas, las había extrañado muchísimo. —Dije.

— Somos nosotras la que debemos decir eso, estamos muy aliviadas de que regresaras con nosotros. —Respondió Karenn.

— Si, todos estábamos pendiente de cualquier noticia. —Dijo Alajea con una mueca.— Lo siento mucho por Ezarel.

— Si, solo debemos hacer lo posible para no perder esta guerra. —Dije mientras posaba los labios sobre el vaso de mi zumo de frutas.— De verdad me hace falta ..

S E C R E T O S [Ezarel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora