Capítulo 48: Flores azumir

1.9K 242 135
                                    

Decidí buscar mejor en los arbustos, así que me levanté rápidamente y comencé a buscar en algunos que estaban cerca de mi.

Pero nada, no encontraba ninguna flor, incluso moví los arbustos de manera brusca para hacer que caiga una pero mis esfuerzos eran en vano. Volví a caminar unos cuantos pasos más y me dirigí a un gran arbusto que llegaba a la altura de mi cintura, no podía seguir perdiendo más tiempo, así que metí mi mano para intentar tocar alguna pero la quité rápido cuando otra espina había cortado mi dedo.

¡No puede ser que sólo encuentre espinas!

Esta vez la herida era más profunda, así que moví la mano para deshacerme de la poca sangre que caía y me apresuré para buscar en otro.

Otro golpe de viento llegó y sentí un escalofríos que llegó hasta mis huesos, no sólo tenía que preocuparme por encontrar la flor, sino que el frío me estaba congelando completamente, froté mis manos para conseguir algo de calor pero ojalá pudiera estar en mi habitación tomando una taza de chocolate. Mientras caminaba, pude notar a alguien caminando a lo lejos.

Parecía ser una persona de baja estatura, estaba caminando lentamente y sin rumbo, no le presté mucha importancia y volví a colocar mis manos en otro arbusto, en busca de esa flor.

Cuando creí que me encontraba sola, el sonido de unas pequeñas ramas rompiéndose se hizo escuchar, así que volteé la mirada y antes de que pudiera reaccionar, alguien me había tomado del brazo.

— ¡Una humana!.

Era la misma anciana que había visto ayer y tanto su rostro como sus ropas, estaban manchadas de sangre. Ella estaba sosteniendo mi brazo con fuerza y me impedía alejarlo de ella, aunque veía su mano quemándose poco a poco, ella no tenía la intención de dejarme ir. He intentado empujarla pero sólo conseguía que se quemaran varias partes de su cuerpo, sin embargo, seguía sin soltarme.

De pronto, ella abrió su boca con la intención de morderme, así que hice un intento por volver a alejarme pero inútilmente. No podía más, así que grité.

Fue entonces que ella me soltó y cayó al suelo, casi asombrada y sin saber que ocurrió, acerqué mi brazo hasta mi pecho y sólo observé las marcas de su agarre impregnadas en mi piel, no sabía que ella pudiera tener semejante fuerza. Miré el suelo y me di cuenta que alguien había atravesado a la anciana con una espada, subí más la mirada y sólo me encontré con alguien, un viejo amigo o enemigo que siempre me ayudaba cuando yo estaba en apuros, el hombre enmascarado.

Aquel hombre, en su singular silencio, envainó su espada sin mucho esfuerzo, luego se acercó hasta el tronco de un gran árbol y sólo lo golpeó. No entendía lo que hacia pero en ese momento algo con forma de piedra, cayó del árbol como si se tratara de un fruto pero este se abrió y luego suspiré. Pude ver pétalos floreciendo, de color verde específicamente y en el centro eran doradas.

Nunca hubiera pensado que las flores estuvieran en lo alto de un árbol.

Levanté la mirada y me asombré más, habían mucho más flores de las que había encontrado en el suelo, algunas estaban más altas que otras y no sólo eso, posiblemente había muchos tipos de flores ahí. Incluso eran tan bonitas que no pude evitar sonreír, unas flores estaban de cabeza y podían verse como pequeños paraguas colgando, otras estaban enrolladas a las ramas y cambiaban de color en segundos, realmente es diferente la naturaleza de Eldarya con mi mundo.

Regresé la mirada hasta el hombre enmascarado pero él ya había desaparecido.

Siempre me ha ayudado desde que llegué aquí a Eldarya, me gustaría preguntarle sobre sus propósitos o que es lo que está tramando, espero poder cambiar algunas palabras con él, algún día. Sin esperar más, golpeé un poco el tronco del árbol y más flores azumir cayeron y floreciendo al mismo tiempo. Tomé todas las que pude sostener entre mis manos y comencé a regresar.

Cuando llegué a Ecalia, pasé por unas calles donde podía ver los agujeros que daban a las alcantarillas, el olor que emanaba era realmente repugnante, espero que el rey se encuentre bien, es un hecho que necesitan a un gobernante para que pueda poner un orden aquí.

Cuando llegué a casa de Madame Levi, toqué la puerta y esperé unos segundos hasta que ella la abriera. Me miró de pies a cabeza, al parecer asombrada.

— ¿Las encontraste?. —Preguntó.

— Si, aquí están. —Le mostré las flores y luego entré.

Madame Levi me contó que ya le habían dado todas las raciones a Nevra pero como no estában seguras de como encontrar la cura, esperarían al día siguiente a ver alguna mejora. Le he dado mis flores a Madame Levi, era lo último que faltaba.

— Intentaré hacer algún brebaje con esto, Karenn, tu ve y colocalas cerca de Nevra, tal vez podría funcionar el olor que desprenda. —Le entregó algunas flores.

— De acuerdo. —Karenn subió rápido por las escaleras.

Por mi parte, me senté en el sofá, un poco cansada de este día y no faltaba mucho para que anocheciera, me alegraba de no haberme encontrado con la neblina este día. Observé mi dedo, como lentamente se estaba cicatrizando, saqué de mi bolsillo un pequeño vendaje y empecé a envolverlo. Mientras lo hacía, observé que las marcas que me había dejado la abuela, empezaban a tornarse de color moradas y verdes, como si hubiera usado demasiada fuerza, más de la que debería, pero a pesar de todo, no lo sentí así.

— Me sorprende que las hayas encontrado rápido _____, supuse que te tomaría más tiempo. —Le escuché decir a Madame Levi desde la cocina.

— Oh bueno, digamos que tuve una pequeña ayuda. —Respondí y comencé a envolver mi brazo también.

— ¿Ayuda? ¿De quién?.

Escojan
A) (Hablarle del hombre enmascarado)
B) (No decir nada)













S E C R E T O S [Ezarel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora