Capítulo 45

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Lía

El amor es destrucción. Destrucción de tus limites.

El odio es construcción. Construcción de la muerte del alma.


Han pasado solo un par de minutos desde que los rubios se han ido, pero para mí ha sido una eternidad. He revisado mi teléfono por alguna señal más veces de las que puedo registrar y he buscado incesantemente en cada rincón del departamento sin encontrarla.

Siento que los nervios me comerán viva, me repito una y otra vez que mis hermanos la tienen, que está bien, pero algo en mi pecho me dice lo contrario. ¿Por qué? Es como si tuviera un nudo en el pecho, apretado y doloroso.

Cálmate, te vas que volver loca...

Entonces escucho algo.

Un llanto de bebé.

Me nublo en confusión, mi ceño se frunce y un escalofrío me recorre en cuerpo al saber la magnitud de la circunstancias. El llanto viene de las escaleras de emergencia, pero de pisos superiores. De inmediato reacciono regañandome por mi irresponsabilidad, mi hermana debe estar asustada, pero la realidad de la situación me golpea con fuerza.

Sadie aún no sabe subir las escaleras.

La preocupación es aún más grande ¿Cómo rayos llegó allá arriba? Sin perder más tiempo, salgo del departamento y abro la puerta de emergencias, corro subiendo cada dos escalones, logrando escuchar con más claridad su lloriqueo.

—¡¿Sadie?!

Su llanto se vuelve furioso, como si reconociera mi voz y pidiera por mi.

Conforme más subo, más crece mi aturdimiento, no tiene sentido, ella no podría haber llegado allá sola. Alguien la tiene y ese alguien no es de su agrado. En mi rápido camino, saco mi celular para llamar a Niall, estoy tan concentrada marcando el número que no me doy cuenta de la puerta de metal de la azotea hasta que choco con ella abriéndola de golpe y cayendo a bruces contra el suelo.

—Maldita sea—gimo adolorida, pero todo dolor se esfuma cuando noto que el llanto de Sadie viene a solo unos metros de distancia.

Levanto la mirada de inmediato encontrándome con la escena más escalofriante que haya visto.

Oh, Dios mío...

Leah está aquí. Luce aterradora, su piel tan pálida que toma un tono casi amarillento, los ojos rojos y cristalinos, viéndome con odio profundo, su nariz se ve amoratada con diversos moretones en el rostro, moretones que ciertamente yo no que dejé. Luce descompuesta, con su cuerpo temblando, con esa mirada enfermiza. Pero ella no es lo que me tiene congelada del miedo... Es Sadie en sus brazos, roja del llanto, desgarrandose la garganta por la fuerza con la que grita, Leah la apreta a su cuerpo, tratando que no siga removiendose como lo hace, con un cuchillo tras su pequeña cabeza.

—Ya habías tardado—susurra con un tono casi demoniaco.

—¿Qué rayos estás haciendo? ¡Suéltala!—exijo apretando tanto la mandíbula que duele. Estoy tratando de no lanzarme contra ella porque eso pondría a mi hermana en peligro.

Todo esto es confuso, no tiene sentido, nada tiene sentido común. Se siente irreal, como una pesadilla y por todos los cielos que deseo que sea así. ¿Por qué la tiene?

—He esperado tanto por esto—una lágrima corre por su piel seca y maltratada de golpes.

Me levanto lentamente sabiendo que está estudiando mis movimientos, sabe que tiene una enorme ventaja sobre mi. Mantengo las manos en alto, dejando el celular en el suelo.

Half of me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora