Lía
Mi boca se contrae de un costado cuando no luzco convencida de mi atuendo frente al espejo, aún cuando Harry me repite lo mismo una y otra vez.
—Te ves hermosa—susurra contra mi oído, encerrando mi cintura desde la espalda con sus brazos.
Suspiro no creyendo en sus palabras. Estoy culpando a los jodidos días rojos por volverme insegura. Yo me siento tan hinchada como una pelota, cuando en realidad sigo igual que siempre.
—¿Y si te pones una de mis camisetas? A ambos nos encanta cómo te queda—ronronea haciendo más presión en sus brazos. Suelto una risa porque lo siento ligeramente endurecido contra mi trasero, desechado todo indicio de romanticismo, aún cuando sabemos que no llegaremos a ese punto.
Si su propósito fue hacerme sonreír, lo ha conseguido.
Despertar nunca había sido tan doloroso y traumático.
El terror fue tan grande como el sentir que mi pesadilla no había acabado, aún cuando ya había despertado. Sentí que aún el cuchillo se enterraba en mi cuerpo, que aún la sangre me manchaba. Que aún no había acabado.
Al abrir los ojos me sentía encerrada, atrapada con todas las cosas a las que estaba conectada, entré en pánico porque me sentí expuesta, como si en cualquier momento mi cuerpo no sería suficiente y podría llegar a herir al propósito por el que luchaba. Sentí que me ahogaba, que necesitada gritar y ese tubo en la garganta me lo impedía, no pude hacer más que quitármelo, sin llegar a pensar el daño que me haría.
Volver a despertar fue volver a sentir ese terror. Cada músculo de mi cuerpo quemaba, me dolía es solo acto de parpadear. Respirar nunca se sintió tan doloroso y agonizante, ni siquiera podía ser capaz de llenar por completo mis pulmones con aire, hacerlo se sentía como ácido en mi interior. Estar sola en la oscuridad, de nuevo con ese tubo del infierno fue como regresar a esa pesadilla. Pero ver a Harry fue como una bienvenida al cielo.
Recuerdo llorar, no solo de miedo, si no también de alegría por haber regresado a él, porque por fin estaba conmigo, porque sé que no me dejó sola. Nunca añoré tanto un simple roce suyo y lo obtuve, nuestros dedos se rozaron, pero solo a eso pudieron llegar.
Enfermeras y dos doctores llegaron de inmediato, justo en ese instante, tuvieron que sacarlo aún cuando no quería, lloré más al ver que se alejaba, pero verlo asentir con la cabeza en mi dirección con lágrimas corriendo por sus mejillas me hizo entender su mensaje.
Todo estaría bien.
Me sedaron, tuve que dormir de nuevo, esta vez pude hacerlo un poco más tranquila con la imagen de Harry en la mente y querer pensar que Sadie estaba bien, eso lo confirmaría más adelante.
Desperté por tercera vez con una sensación flotante, el sedante hizo un buen efecto y perduró aún cuando mis ojos se abrían con lentitud, aún podía sentir algo de dolor, pero no fue tanto como la vez anterior. Me sentí desorientada, por unos segundos había olvidado todo, no sabía dónde estaba o por qué estaba ahí, pero la resolución llegó de lleno en un fuerte impacto.
Mi corazón nunca latió con tanta rapidez, el electrocardiógrafo lo dejó en evidencia, ya que Harry estaba dormido aquí. Su cabeza sobre mi estómago con una de sus manos aferrada a la mía.
El doctor de turno entró nuevamente, negó con la cabeza con esa mirada divertida en dirección de mi novio, no hizo comentario alguno, creo que estaba de más. Yo aún no podía salir de mi estado estupefacto, nunca sentí mi corazón latir de esa forma antinatural, el mismo doctor tuvo que decirme que mantuviera la calma, pero todo eso y más provocaba aquel chico que lucía aliviado aún cuando su sueño era pesado. El hombre de bata aseguró que el tubo de mi garganta sería retirado antes del desayuno, tenía una dieta blanda y tenían que ver cómo reaccionaba mi cuerpo.
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Half of me
FanfictionEn mi vida han entrado y salido muchas personas, pero las más importantes son mi familia y mis cinco mejores amigos, incluido él, incluido mi novio, incluido Harry Styles. No todo es como parece, no todas las personas que conoces son tan sinceras co...