Capítulo 26

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Lía

Sadie es la bebé más hermosa.

Su pequeño cuerpecito se encoge mientras la mezo, sus ojitos cerrados no quieren mostrar esos ojos grises que tiene gracias a Gabriella, su pequeña boca se mueve como si estuviera succionando habiendo que sonría.

Ya tengo una hermana, una muñequita a la que le daré todo mi amor. Jamás creí que la llegada de un nuevo ser fuera tan maravilloso. Verla asi, en mis brazos sosteniendo su liviano peso, hace que valore la vida.

—Me robaste el trono, ahora serás la princesa de la casa-susurro con una sonrisa antes de dejar un beso en su frente.

Cuidaré de ella. Ahora soy su hermana mayor.




La noticia me cae como un cubo de agua fría encima, mi alma cae a mis pies y sin poder evitarlo suelto una lágrima. Una opresión se instala en mi pecho y no puedo respirar con normalidad, el aire me falta, puedo sentir las paredes achicarse haciendo que el espacio se reduzca. Todo mi alrededor da vueltas, sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza sin descanso, al mismo tiempo que las ganas de llorar y gritar sean insoportables.

Ustedes tres son mis hijos.

¿Todo este tiempo tuve hermanos? ¿Todos estos 19 años de mi vida me mintió diciendo que era hija única?Si ellos los eran, ¿por qué nunca los conocí?

—En ese momento hice lo que me pareció correcto. No tenía dinero suficiente para mantenerlos, no tenía familia o un hogar estable. No podía ser una madre para ellos, así que los di en adopción.

Respiro hondo y cierro mis ojos dejando caer más lágrimas. ¿Por qué? ¿Por qué la vida es así de dura? Mamá tuvo que abandonarlos, pero me tuvo a mi. ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido yo? ¿Qué hubiera pasado si ella se hubiera quedado con ellos? ¿Yo no existiría? ¿Y papá? ¿Qué pasa con él?

La cabeza está a punto de explotarme. Los qué hubiera pasado no existen. Las cosas pasan por una razón, pero quiero entender, me es difícil procesar todo esto.

—Tomé esa decisión porque sabía que ustedes tendrían una mejor madre, una familia feliz y unida, yo no podía darles eso-niega la cabeza en reproche mientras limpia sus mejillas-. Luego de unos meses empecé la universidad, a pesar de no terminar la escuela, estudié muchísimo, conseguí una beca y pude hacer un intercambio al Reino Unido. Me fui y nunca me sentí tan sola en mi vida, dejé todo en mi país, dejé mi vida, a mis hijos. Pero en medio de toda mi soledad, conocí a Ian Vianelo.

Abro los ojos para encontrarme con los suyos llenos de lágrimas, deslumbrando el dolor que siente. Hasta casi puedo sentir cómo el peso de sus sentimientos se cuelan en mi sistema, haciéndolo insoportable.

—Él fue una persona maravillosa Lía, me enamoré perdidamente de él, fue el hombre de mi vida. Nos casamos y todo era felicidad, terminé mi carrera y me quede a vivir aquí. Todo iba bien, hasta que salí embarazada, te tuve y todas mis pesadillas regresaron, siempre recordaba a mis bellos gemelos, pero tenía miedo de no hacerlo bien contigo. Tu padre me ayudó muchísimo, él fue el sostén que necesitaba en mi vida, el que nunca tuve, no saben cuántas veces me dije a mi misma que si podía cuidar a un bebé entonces podría cuidarlos a los tres -sus ojos llenos de lágrimas nos ven fijamente-. Busqué por muchos años su paradero, pero nunca los encontré, quería creer que tenían una vida que se merecían. Mi matrimonio se fue desgastando y fuiste testigo de nuestro divorcio. Le tengo mucho respeto a tu padre, las cosas con él van bien hasta ahora, fue una decisión correcta. Pero yo seguía buscándolos, los quería de regreso, no podía estar tranquila, hasta que los encontré, y son ustedes, los tres son mis hijos, después de tantos años de agonia, los encontré y ahora están en la misma casa.

Half of me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora