Capítulo 43

168 19 3
                                    

Lía

—Tengo estas ganas de decirte tantas cosas empalagosas que no sé, me hacen sentir tan tonto—acaricia mi mejilla con tanta suavidad como sus labios rozando los míos—. Y sé que no es malo, pero... sabes que no es lo mío.

—Quisiera que no te retengas—susurro acariciando la tersa piel de su espalda.

Su cuerpo está recargado en todo el lado izquierdo de su anatomía, apoyando su cabeza en su mano con el codo contra el colchón, su pierna derecha en medio de las mías, sobreponiendose sobre una. Yo también permanezco de lado para poder verlo de frente y apreciar, aunque con casi nada de iluminación, su rostro.

—Poco a poco—me sonríe tímido y puedo jurar que bajo la oscuridad de su habitación, se ha sonrojado.

Suelto un suspiro ganándome un beso suyo. Parece una caricia, un detalle suave y dulce. La lentitud de sus movimientos me adormecen y me hacen pegarme aún más a él, queriendo sentirlo por completo, cosa que puedo hacerlo al estar desnudos, pero no es suficiente para mí.

Hemos hecho el amor de nuevo. Nos hemos acariciado, besado, tocado y saboreado cada rincón de nuestros cuerpos. La intensidad de nuestros toques, la pronunciada pero a la vez delgada línea que nos separaba de llegar a otro punto me ha hecho sentir tan deseosa por dentro que he llegado a sentir el mismo cielo cuatro veces. Lo siento, siento su zona más endurecida y lo alivié, pero ahora parece haber despertado con ánimos de más y yo no quiero retenerlo.

Lo quiero.

—Aún no—susurra como si leyera mis pensamientos. Me sigue besando aún cuando yo trato de alejarme para buscar una explicación. Aún con eso, habla entre besos—. Quiero que estés lista, Lía.

—Lo estoy, en verdad lo estoy—casi sueno desesperada, pero ¿Quién no lo estaría con semejante chico desnudo al lado?

—Hace un rato dijiste que no—ríe entre picos que deja en mis labios mientras una de sus manos baja desde mi cintura hasta el inicio de mis piernas—. Déjame hacerte sentir bien de nuevo.

Con su pierna me empuja para dejarme con la espalda contra el colchón, su mano se encarga se separar mis piernas antes de tocar en medio de ellas. Un gemido es retenido por el beso que me da, su lengua juguetea con la mía mientras su mano acaricia una zona húmeda.

—Harry...

—Shh—me silencia pegando nuestros labios, pero viéndome a los ojos. Mi cuerpo arde bajo el efecto de sus caricias, las sensaciones son tan fuertes al estar tan sensible, que la parte baja de mi abdomen parece guardar un bola de fuego que poco a poco se aviva con fuerza, aún más cuando dos de sus dedos exploran en mi interior. Mis ojos de cierran, pero cuando sus dientes muerden mi labio inferior, se abren de nuevo—. No dejes de verme.

Y no dejo de hacerlo. No lo hago hasta que el cielo me recibe por quinta vez.






El algodón humedecido de alcohol previo a la crema es absorbido por mi piel con rastros amoratados. Ya no duele, ya han pasado dos días desde el altercado (si es que se puede llamar así) y mi rostro lo evidencia con moretones y rasguños.

—Si arde solo debes decirlo—menciona Harry, quien se ha tomado con gusto el papel de enfermero.

—Pareces disco rayado—río luego de que resalte su ceño fruncido, disconforme con mi respuesta. Está cerca de mi, por lo que solo es necesario estirar mis labios para besar su nariz—. Estoy bien.

—Pues yo no puedo asegurarme de eso cuando solo te veo en las noches—refurfuña dejando el algodón en ni mesa de noche antes de abrir la cajita de la crema y aplicarla en mi piel.

Half of me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora