La muchacha de castaños cabellos, caminaba solitaria y desolada por las calles de San Petesburgo mientras sus azulados ojos derramaban lágrimas cuál catarata.
Estaba siendo víctima de una de las mayores humillaciones de su vida, hace apenas unas hor...
Las calles se notaban solitarias, casi desiertas a la distancia solo podía apreciarse un grupo de adolescentes charlando entre ellos de cosas triviales, mientras Alena continuaba andando sin rumbo fijo, los pies comenzaban a dolerle, como pequeñas punzadas producto del gran camino que había recorrido por lo que decidió que lo mejor era regresar a casa.
Las manos le temblaban antes de tocar la puerta, no sabía cómo iba a revelarle a su familia la gran traición de la que había sido víctima, no sabía cuál iba a ser su reacción y temía por eso.
Pero como su padre una vez le dijo "Es mejor afrontar los problemas que dejarlos pasar" y justamente eso haría.
Por fin se armó de valor, presionó sus nudillos contra la madera y espero a que le abrieran, segundos después entro a la gran casa donde su madre la esperaba sentada en el sofá.
Hija que bueno que llegas, te estaba esperando, encontré la banda sonora perfecta para tu boda —manifestó la mujer con excesiva alegría—
Mamá necesitamos hablar en el despacho ahora —dijo la castaña en un tono que no admitía réplica—
La madre solo asintió y las dos mujeres entraron al despacho, el cuál era una estancia grande con un gran escritorio de caoba, dos sillas de piel, un sillón de color carmesí en la esquina opuesta y en la parte de atrás una pared cubierta de libros
¿Qué pasa Alena? —cuestionó la mujer con impaciencia, moviéndose frenética sobre la silla—
Mi boda con Aleksei se cancela —replicó Alena con un tono de voz seco—
La boca de la madre se abrió de tal manera por la sorpresa que formaba una O con los labios
¿QUEEEE!? ¿Qué estás diciendo? ¡Pero si faltan un par de semanas, no puedes hacer tal cosa! —bramó la mujer enfurecida—
Pues si lo haré, porque el estúpido de Aleksei me engañó con Raisa —replicó la castaña con tono desdeñoso—
De....debe ser un error —tartamudeo la madre de la castaña—
¡NO TE ATREVAS A DEFENDERLO! Porque yo misma lo vi NO HAY BODA y es mi última palabra —grito enfierecida la ojiazul, y salió dando un portazo.
Ale subió a su habitación como un rayo y cerró la puerta, estaba muy rabiosa, no entendía como su madre después de conocer la verdad aún se atrevía a defender al idiota de su ex- prometido.
Pero estaba segura que una vez que su padre se enterara, cobraría venganza por ella, en realidad ya no le importaba lo que pasará con el susodicho, por ella podría tragárselo la Tierra.
Lo que en verdad la hería profundamente era la traición de su "amiga" Raisa, esa con quien había compartido 7 años de su vida y a la que llegó a considerar como su hermana, pero con esto quedaba comprobado que las apariencias engañan y que nunca terminas de conocer completamente a alguien.
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Un par de días después, el padre de Alena, Luka Ivanov regresaba de un viaje de negocios por Moscú.
Y ahí estaban los tres cenando tranquilamente en silencio, hasta que la madre decidió romperlo
Luka, Alena canceló su boda con Aleksei —manifestó la mujer de cabellos azabache
¿Es eso cierto Alena? —preguntó el padre, sorprendido.
Si, así es, no habrá boda porque encontré al idiota de Aleksei en la cama revolcándose con Raisa —sentenció la castaña con autoridad.
¿PERO COMO SE ATREVIÓ A HACERTE ESO? ES UN PATAN, Y AHORA MISMO ME VA A CONOCER, LO VOY A MATAR —blasfemo el padre, con la cara enrojecida por la cólera, al mismo tiempo que se levantaba de su asiento.
Por mi puedes desaparecerlo, matarlo o lo que quieras, me da igual —replicó la castaña con desinterés. Buenas noches
Alena se encaminó a su habitación y se lanzó a la cama, en señal de cansancio, pero decidió darse una ducha.
Entro al cuarto de baño, abrió el grifo, se desnudó y espero a que el agua estuviera a la temperatura correcta.
Un cuarto de hora después, salió de la ducha, se colocó un camisón, pero justo antes de entregarse a los brazos de Morfeo un mensaje entro a su celular:
No mereces llorar por un par de patanes, las damas no lloran.
P. B
Alena releía el mensaje con el ceño fruncido y expresión confundida en su rostro ¿se habrán equivocado? Sí, esa era la explicación más coherente, pero debía admitir que le había gustado el contenido del texto, por lo que decidió responder
¿Te equivocaste de número? ¿Quién eres?
No, no me equivoqué, algo me dice que eso es justo lo que necesitas escuchar, y no puedo decirte quién soy, pero SONRIE, no mereces llorar.
P.B
Inconscientemente una sonrisa se instaló en el rostro de Alena, pero, ¿quién era P. B? ¿Porque le decía esas cosas? ¿Acaso la conocía?
La curiosidad y la intriga la carcomían, pero en ese momento estaba demasiado agotada para pensarlo demasiado, así que apago su celular y se quedó dormida en segundos.
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