Derritiendo tu corazón

✔️40.- Sueño cumplido

Un año después

Alena se encontraba ansiosa, más de lo que recordaba haber estado alguna vez. Estaba subiendo a bordo de su jet privado en compañía de Piero y su familia.

Hoy se llevaría a cabo la imaginación de GasProm Ivanov en Tokio, hoy uno de los sueños por los que tanto había trabajado se haría realidad y no podía estar más feliz por eso.

Echo la cabeza hacia atrás, recostándola sobre el asiento. Sus ojos comenzaron a cerrarse hasta que quedó profundamente dormida.

Una leve sacudida en su brazo la hizo regresar de los brazos de Morfeo. Al abrir los ojos se encontró a Piero justo frente a ella.

—Cariño, despierta ya hemos llegado.

Abrió los ojos incrédula ¿cuánto tiempo había dormido?

Bostezo largamente antes de bajar del avión, tomó sus maletas y camino junto a Piero y su familia hasta una camioneta que ya los esperaba para llevarlos hasta el hotel donde se prepararían antes de asistir a la gala de esa noche.

Luego de un trayecto relativamente corto ingresaron al hotel y posteriormente se registraron. Después de descansar unas horas Alena se apresuró para poder prepararse.

Se duchó y se colocó el vestido verde esmeralda que había elegido, con un sutil maquillaje de ojos y una potente labial rosado estaba completamente lista.

Piero, quien en ese momento recién entraba en la habitación se quedó observándola detalladamente por un momento antes de acercarse y abrazar a Ale por la espalda logrando que sonriera.

—Te ves hermosa esta noche Alena

La rusa sonrió y observó a su novio. Ataviado en un traje gris junto a una corbata púrpura se veía muy atractivo.

—Tú también te ves muy guapo Piero

Ambos sonrieron. Piero le ofreció su brazo para escoltarla hasta la camioneta que los llevaría al recinto donde se haría la gala.

El trayecto se realizó en total silencio. Nadie hablaba, la tensión, los nervios y la expectación estaban en el aire. El auto se detuvo, sobresaltando un poco a Alena. Respiro profundo y sonrió antes de bajar del vehículo.

Afuera su padre ya la esperaba para guiarla hasta la entrada del lugar. Cuando atravesó las puertas quedó asombrada al observar la decoración.

Todo en tonalidades monocromáticas, el único toque de color lo otorgaban los centros de mesa, los cuales estaban compuestos por flores púrpura e hileras de cristales.

Grandes candelabros pendían del techo dándole la iluminación adecuada. Poco a poco el recinto comenzaba a llenarse de personas, solo una hora después todo estaba repleto, no cabía nadie más, y aquello acrecentó a partes iguales los nervios de la rusa.

Después de que la cena finalizara era el momento del discurso de Alena.

Controlando sus nervios y abriéndose paso entre todos los presentes subió hasta la tarima, donde estaba dispuesto el podio.

Después de que los aplausos cesaran por fin pudo comenzar.

—Buenas noches a todos y gracias por estar aquí. Todos y cada uno de ustedes han sido parte fundamental para llegar a donde estamos hoy. Gracias a los que confiaron en mi desde el principio, el día de hoy uno de mis más grandes metas se cumple, sé que esto solo es el resultado del esfuerzo y trabajo duro que hemos realizado durante todos estos años. Papá, gracias por enseñarme todo lo que se, sin tu ayuda nada de esto hubiera sido posible sin ti.

Con mucho orgullo me complace darle la bienvenida a la nueva sede de GasProm Ivanov Tokio.

Alena corto el listón inaugural y no pude evitar que un par de lágrimas de emoción se deslizaran por sus mejillas.

—De nuevo, gracias a todos y disfruten la noche.

Alena bajo de la tarima escuchando la ola de aplausos que se desató y no pudo evitar volver a emocionarse.

Camino entre las mesas saludando a todos.

Miro todo de nuevo aún sin poder creerlo. Su empresa crecía como tanto había querido, tenía a su lado a un hombre maravilloso, tenía el apoyo incondicional de su familia y había aprendido a liberarse de aquello que la ataba y no la dejaba avanzar.

Aquello era su definición de felicidad y no podía pedir nada mejor.

FIN