✔️27.- Negociación

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Habían pasado tres semanas desde el encuentro de la joven Ivanova con Raisa

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Habían pasado tres semanas desde el encuentro de la joven Ivanova con Raisa. No se arrepentía en absoluto de todo lo que le había dicho. Ahora en vez de la rabia que hubiera podido sentir hacia ella meses atrás, lo único que le inspiró fue lastima.

Se observaba en el espejo, puliendo los últimos detalles de su aspecto. Vestía una camisa de seda de color azul, además de una falda tipo lápiz en tono oscuro, finalizando con sus infalibles zapatos de charol del mismo color. Su cabello lo llevaba recogido. Se roció perfume en el cuello y ya estaba lista para ir a trabajar.

Subió a su auto y emprendió el camino solo con la música de la radio de fondo. Treinta minutos después aparco fuera del edificio. Tomó su maletín y entró en su consorcio. Saludo a la recepcionista y siguió avanzando hasta entrar a los ascensores, luego debió esperar a que llegará al piso 30, donde se hallaba su oficina.

Apenas cruzó la puerta dejo su gabardina colgada en el perchero y tomó asiento en su escritorio. Poco después tocaron la puerta. Después de dejar que pasara Milenka entró, dejando un vaso descartable en la mesa.

—¿Que tenemos para hoy Milenka?

—Los empresarios japoneses están acá para afinar detalles sobre la firma del contrato. Mencionaron que sólo hablarán con usted.

—Veamos qué es lo que les causa tanta urgencia. Hazlos pasar a la sala de conferencias y prepara todo lo necesario, en un momento estoy allá.

Milenka asintió para después salir de la estancia.

Alena recogía sus cosas preparándose para entrar a esa junta, cuando de pronto su teléfono comenzó a repicar.

Al mirar la pantalla se percató de que era Piero quien llamaba, sonrió y procedió a tomar la llamada.

—Hola cariño, ¿cómo estás? ¿Es un mal momento para charlar?

—En realidad sí, estoy algo ocupada, estoy a punto de entrar a una junta con inversionistas japoneses. Te llamaré de vuelta apenas termine ¿está bien? Besos amor.

—Besos para ti también, éxito, que todo salga bien

Después de colgar por fin pudo llegar a la sala de conferencias. Ingreso por la puerta haciendo repicar sus zapatos de tacón en el suelo embaldosado, lo que provocó que los hombres que allí se encontraban giraran a verla.

Siguió avanzando hasta llegar a tomar asiento en la cabecera de la mesa.

—Bueno señores, no perdamos más el tiempo ¿cuál es el asunto que quieren tratar conmigo?

—Señorita Ivanova, su oferta de dos millones de dólares por el 70% de nuestra compañía nos parece muy baja.

—Se equivocan, esa sucursal está a punto de la quiebra, si fuera ustedes aceptaría sin dudar. Sin mi ayuda todo su emporio se va a pique en menos de un mes. Esa es mi última oferta. Ustedes deciden.

Derritiendo tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora