Ale despertó muy temprano, más temprano de lo que lo hacía regularmente, apenas había conseguido dormir un par de horas.Su cabeza daba vueltas sin parar, no podía dejar de pensar en esos papeles, los cuales aún se encontraban en el mismo lugar: El asiento del copiloto de su auto.
Ayer cuando regresó a casa no tuvo el valor de tomarlos, cuando quería hacerlo las manos le temblaban y unas náuseas terribles subían por su garganta.
Soltó un bufido, frustrada como nunca antes había estado en su vida, ni siquiera los asuntos de trabajo le generaban ese nivel de estrés e incertidumbre.
Con brusquedad quito las mantas que la cubrían y se dirigió a su armario para cambiarse por su uniforme de judo con su respectivo cinturón negro, en esta clase de momentos lo único que la calmaba era el ejercicio físico.
Aún con poca claridad y el sol apenas saliendo tomó una pequeña maleta donde guardó lo más esencial, una botella con agua, las llaves del apartamento y su celular.
Luego de calzarse unas zapatillas deportivas emprendió el camino a pie hasta el gimnasio donde habitualmente practicaba, caminar también le ayudaba a despejar su mente. Envió un mensaje de texto a un amigo de la infancia con el que practicaba este deporte, esperaba que estuviera disponible para una sesión.
Su mensaje recibió respuesta cuando estaba a pocas cuadras de llegar a su destino, se alegró al ver que era afirmativa.
Entro por la puerta del gimnasio saludando con un asentimiento a la recepcionista y se dirigió a la sala correspondiente, antes de entrar se descalzó y avanzo al interior.
Las plantas de sus pies experimentaron unas ligeras cosquillas cuando sintieron la superficie del tatami debajo, lo que la hizo sonreír levemente y poco a poco dejaba detrás de esa puerta todas sus preocupaciones.
Empezó a realizar un pequeño calentamiento, preparando a su cuerpo para el esfuerzo físico que realizaría. Estaba inclinada hacia abajo tocando la punta de sus pies, cuando por el rabillo del ojo pudo percatarse de que su amigo entraba por la puerta, para segundos después pararse a su lado imitando sus acciones.
Una vez finalizado, se colocaron en posición para empezar, solo se observaban mutuamente, su confianza era tanta que no hacían falta palabras para comunicarse.
Alena fue la primera en atacar, tomó el brazo de su contrincante y se colocó de espaldas a él, lo que le permitió cargar todo su peso sobre su hombro para así poder elevarlo y lanzarlo hacia adelante haciéndolo dar una voltereta lo que causó que su espalda golpeara fuerte contra el piso. Un movimiento clásico y fundamental en el judo llamado Seoi-Nage o lanzamiento por la parte alta del hombro
Se tomó un par de segundos para respirar, pero el contraataque de su oponente no se hizo esperar, tomándola desprevenida sujetó una de sus piernas por la parte del muslo y la elevó haciendo que cayera de espaldas.
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Derritiendo tu corazón
RomanceLa muchacha de castaños cabellos, caminaba solitaria y desolada por las calles de San Petesburgo mientras sus azulados ojos derramaban lágrimas cuál catarata. Estaba siendo víctima de una de las mayores humillaciones de su vida, hace apenas unas hor...