✔️5.- Recuerdos esclarecidos, nervios a flor de piel.

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Los orbes marrones de Piero se abrieron paso entre la oscuridad que cubría su visión.

Lo logro solo un segundo, ya que inmediatamente volvió a cerrar sus parpados debido a la punzada de dolor que atravesaba su cabeza.

Volvió a intentarlo segundos después, y lo logró con gran dificultad, se sentía desorientado, trataba de dilucidar donde se encontraba, pero no lograba saberlo del todo.

Paredes blancas, una cama sobre la que él se encontraba acostado, cerca de ahí se hallaba una silla de madera con un tapiz azul, al lado estaba una pequeña mesa con ruedas sobre la que estaba un florero sobre el cual se encontraba una solitaria flor a punto de marchitarse.

Cada vez se formulaba más preguntas en su cabeza y no encontraba ninguna respuesta.

Bajo la vista hacia su brazo izquierdo en el que estaba la intravenosa por la cual llegaba a su cuerpo una sustancia incolora contenida en una pequeña bolsa.

Su mente comenzó a trabajar, tratando de esclarecer que era lo que le había pasado y como había terminado en aquel hospital. Lo último que podía recordar con claridad era que conducía su vehículo por la autopista. A posteriori, todo lo demás se volvía una vorágine de recuerdos difusos y distorsionados.

Su garganta estaba seca y rasposa como una lija, la saliva se sentía espesa por lo cual, el movimiento de pasar la misma le costaba demasiado.

El toque sobre la puerta hizo que se sobresaltara, un segundo después una joven rubia hizo su entrada.

Sr Barone —dijo después de ver la ficha— ¿cómo se encuentra?

Un poco mareado y —un ataque de tos lo interrumpió— mi garganta duele mucho ¿puede darme un vaso con agua?

Claro —la joven le extendió un pequeño vaso de plástico— que él comenzó a beber con pequeños sorbos.

¿Cuánto tiempo llevó aquí? ¿Qué me ha pasado? —cuestionó Piero—

Un día y medio joven, tuvo un accidente en auto bastante grave, ingreso casi inconsciente, tiene un par de costillas rotas y heridas que debe limpiar correctamente para evitar infecciones, siguiendo todas las indicaciones que le dará el médico, oiga ahora que lo recuerdo —la rubia saco un sobre de uno de los bolsillos de su uniforme — El día que lo ingresaron, una jovencita vino y pregunto por su estado, incluso se quedó algún tiempo; pero tuvo que irse y me pidió que le entregara esto —le extendió el sobre—. Si necesita algo más hágamelo saber —y salió por la puerta.

¿Un sobre? ¿Quién se habría preocupado tanto por él? Era imposible que fuera su familia, ya que está se encontraba en Italia.

Su mente no dejaba de maquinar, mientras la curiosidad lo incitaba a abrir el blanco pedazo de papel que ahora descansaba sobre su regazo.


Y así lo hizo, con cuidado rasgo uno de los lados del pedazo de papel triangular para así revelar su contenido; una nota escrita con una perfecta caligrafía.

Piero:
Soy Alena, no sé si me recuerdes soy la chica que te ayudo en el lugar del accidente, he estado en el hospital esperando saber de tu estado pero por causas mayores he tenido que irme.

Espero puedas disculparme
Por favor hazme saber cómo te encuentras, adjunto mi número telefónico al final.

Alena Ivanova

Tal como 'Alena' había dicho al final del escrito se hallaba un número de diez dígitos.

Le tomó algún tiempo desenredar su mente para así al fin poder tener algún recuerdo de la joven.

Aunque aún era un poco borroso, pero ahora recordaba que fue ella quien abrió la puerta de su auto y se quedó con él hasta que los médicos hicieron su aparición.

Derritiendo tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora