Cap 34.- Las Sorpresas Nunca Acaban.

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Por su parte; el demonio no hizo el más mínimo caso. Arrebató el objeto que tenia en sus manos y lo descubrió...

¿Eso era...

— ¡EXPLICAME ESTO, DEMENCIA!.

Eso era... ¡¿Un perro?!.

— ¿Que es esto Demencia?!.— No entendía que estaba pasando, más vale que la iguana le de una buena explicación.

— Pues supongo yo, un perro, ¿No?.— Dijo en tono burlón.

— Demencia...

— ... Bueno, Blacky... Nunca te preguntaste, ¿Por que la carne y el pan desaparecían de la casa?.— Preguntó tímida.

— ¡¿Por estar alimentado esta cosa?!.— Apuntó al canino.

— Pues... si.— Respondió sacando la lengua.

—... Tenemos asuntos mas importantes que atender, ven aquí.— No la había soltado de su agarré, con el perro aun en sus brazos se dio la vuelta para continuar con la búsqueda.

— ¡No, pero mi camión, se me va!.— Chilló mirando a lo lejos el autobús.

— Después de las graciosadas que hiciste, no te dejaré ir a ningún lado.— Respondió con un tono lúgubre.

— ¡...!.— Pánico era lo que ahora sentía recorrerle por el cuerpo.— ¡Oh no, ¡¿Habra descubierto lo de la pócima?!.— pensó.

— 5.0.5 llevate esta cosa.— Lanzó el perro a las patas del oso. El cual, lo agarro justo a tiempo.

— ¡Hey, esa cochinada tiene nombre, sabes!.— La joven batallaba por zafarse de los tentáculos que la sujetaban con fuerza.

— Cosa que no me interesa.— Respondió sin importancia.

— ¡Descuida, Chilaquil!.— Se dirigió al perro.— ¡En cuanto logre zafarme de aquí, subiremos al primer autobús directo a Tangamandapio!.

— Mejor no hagas planes.

— ¿P-por que?

— Después de esto, no creo que salgas con vida

— ... Ya me chingue...

Regresemos un poco a la otra escena. En donde nuestro doctor se encontraba en gran peligro.

— ¡P-pero no entiendo!

— ¿Ah no?.—  Dictó el demonio.— Con esta forma, claramente no engaño a nadie.

— ….— Internamente rogaba por que todo fuera un simple sueño. Mas lo que vio le confirmo que no.

El llanto de sus pequeños se hizo presente en cuánto se escuchó un gran estruendo. El científico había sido azotado en el concreto a tal grado de casi quebrarlo.

— ... ¡Black esta en caminó!.— Con esfuerzo, pudo articular una palabra, pero estas no salían del todo bien, debido al dolor.— ¡Tal vez yo no sea rival para ti. Pero Black Hat si!

— Que ingenuo eres. Tu jefecito no sabe donde éstas~.— Cantó con cinismo.

— ¡Claro que si!.— Se defendió.— Le llamé. Y le di la dirección de este lugar.

— Como una íncubo, tengo un gran poder en esta tierra. Y gracias a ellos, pude desviar tu llamada.

— ¿A-a que t-t refieres?

— A que ni siquiera marcaste su número. La voz que te contestó... Era yo.— Dicho eso, se auto señaló sonriendo con malicia.

— ¡¿Por que estas haciendo esto?!.— Gritó.

— ¿Es enserio?... ¿Enserio no me reconoces?.— Preguntó incrédulo.

— ...

— ¡Que va! ¿Y así te haces llamar científico?.

—... .— Muy en el fondo sabia de quien se trataba, mas no era capaz de articular bien una palabra... Una simple palabra...

O mejor dicho; un nombre.

— Eres...

— ... — Aun con malicia en su sonrisa, comenzó a deformarse (por así decirlo) hasta que la figura de una chica se hizo presente.

— Oh no... ¡Eres tú!

— ¿Sorprendido?.— Dijo con cinismo.






















— ¡¿DEMENCIA?!





























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Gracias Por Leer.

¡¿Cómo Pasó Esto?!_[PaperHat] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora