Atraída Por El Enemigo (Jelsa)

Capítulo 36

***Elsa***

-Felicidades, tienes 19 días de embarazo.

Estaba en el pequeño consultorio de Bay, todo era tan limpio, blanco e impecable con sus figuras de huesos, corazones, cráneos y todo relacionado con el cuerpo humano.

-No puedo creer que viva esto –Digo apoyando mi espalda por completo en el respaldo del asiento frente al escritorio de Bay – Yo....no sé ci logre tenerlo.

Bay alivianó su expresión por una de angustia y pena.

-Desde que te vi lo supe.

-¿Qué estaba embarazada? No hay ningún síntoma a simple vista para que se haga saber.

-¿por qué crees que trabajo en un hospital para Guardianes? – Dice sonriendo de lado – Soy cómo tú Elsa, pero yo curo, como Rapunzel.

-Oh – Digo al saber su verdad - ¿Y qué haces o.......

-Yo analizo lo que tiene el cuerpo humano – Bay respiró orgulloso de quien es – Suelo trabajar para la mayoría de los hospitales de esta ciudad, la mayor parte de mi día en realidad. Me gusta ayudar a las personas, analizar lo que su cuerpo necesita y lo que no. Si estoy en Guardianes son sólo para casos peligrosos.

-Y sabes lo que tiene Jack, por eso siempre dices que me calme.

-Así es – Asiente Bay – En casos de que Rapunzel no pueda curar en segundos a un persona es porque hay algo grave en ella, como en el caso de Jack.

Me quedé pensando en sus palabras, en lo grave que Jack ha estado desde semanas atrás.

-Nunca me he visto como mamá –Murmuro lo suficiente para que escuche Bay – Mi trabajo, vida no me permitía estar tranquila con alguna persona, ni siquiera yo sola puedo estar tranquila, y ahora que estaba terminando con esto esperaba poder salir de esta ciudad con Jack y olvidar todo esto, superarlo.

-Creo que ninguna mujer realmente, se ven hasta estos momentos que saben que tendrán que serlo. No eres mamá después de los 9 meses, lo eres desde ahora que sabes y comienzas a cuidar de él.

Miro mi vientre en un reflejo, como si pudiera verlo. Después mis ojos miran el reloj de mi muñeca y es tiempo para salir con Mer para ir por el cayado.

-Gracias Bay, por las atenciones, debo irme.

-Eh, alto ahí – Dice en cuanto me puse de pie. Bay abrió un cajón de sus archiveros, comenzó a buscar entre sus dedos papeles dentro de folios amarillos.

-Toma – Dice anotando algo en la parte trasera de la hoja – Una dieta.

-Bay, aun no me han pagado, y no sé si lo haga Norte, no puedo pagar ahora dietas y con.......

-Oye – Dice – Algunas de las mujeres que he atendido en lo largo de mi trabajo, sé por los gastos que deben de pasar, y en especial si su marido está en coma.

-No es mi marido – Corrijo sintiendo cómo mis mejillas se ruborizan.

-Bueno, entendiste, no agradezcas –Dice con una sonrisa y moviendo su mano en dirección de la puerta.

-Gracias – Digo.

-No agradezcas –Dice canturreando mientras me abre la puerta.

En cuanto salgo de la habitación marco al número de Merida, le aviso que puede pasar por mí y en su espera me voy a la habitación de Jack.

Me siento a un lado de su camilla mientras peino su cabello, está seco y su piel está helada, igual o peor que el mismo hielo sólido y puro.

-No sé si escuches – Murmuro llevando mi otra mano a una de las suyas – Quiero decirte que hoy tengo que hacer esto, te quiero en libertad, juntos fuera de cualquier peligro relacionando con que nos persigan. Entregaré tu cayado, eso es lo único que se necesita para quitarte todos los años por tus delitos.