Capitulo Cuarenta y Tres

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Dos horas después, __________ se paseaba de un lado para otro en la fría sala de espera de un hospital, mordiéndose las uñas. Dios, le temblaba todo el cuerpo. Dirigió otra mirada de preocupación hacia el quirófano donde habían metido a su padre. Aún no había salido nadie para decirle si su padre iba a vivir o... No, mejor no pensar en eso. «Respira profundamente. Tranquilízate. Reza». Ése era un buen consejo, pero no podía dejar de revivir aquel terrible momento. Había pasado de estar sentada en el porche hablando con Ash, a ver cómo la casa de su padre estallaba con él dentro. El fuego se había propagado por todo el lugar, pero no pensó en ello hasta más tarde. En aquel momento, nada la habría impedido entrar en la casa, donde encontró a su padre inconsciente y a punto de ser devorado por las llamas. Al ver que el picaporte de la puerta estaba demasiado caliente para tocarlo, había arrojado una silla por la puerta de cristal de la parte trasera de la casa y luego había arrastrado a su padre al patio. Los bomberos que habían respondido a la emergencia le habían dicho que su padre no habría sobrevivido si ella no hubiera actuado con rapidez, salvándolo de aquel infierno creciente. Pero aun así estaba herido de gravedad. ¿Y si después de todo había llegado demasiado tarde para salvarlo?

_________ paseó la mirada por la larga hilera de sillas vacías de la sala de espera, por la alfombra de color parduzco y por las polvorientas plantas artificiales de seda. No, no podía sentarse, no podía dejar de moverse. No podía dejar de preocuparse. «Maldición, ¿qué había provocado esa explosión?».

A sus espaldas, oyó el siseo de las puertas automáticas al abrirse. Distraída, se giró. Ash entró corriendo. Parecía apurado y preocupado, recorrió la estancia con la mirada y suspiró aliviado cuando su frenética mirada cayó sobre ella. Feliz de verla, sintió el escozor de las lágrimas cuando él se dirigió con rapidez hacia ella, y la envolvió entre sus brazos firmes y cálidos. Apoyando la mejilla en su hombro, inspiró profundamente, respirando por fin, sintiéndose benditamente dichosa por un momento. Luego _________ abrió los ojos.

«¡Luke!».

Estaba de pie, detrás de Ash, con los ojos azules llenos de preocupación, y una expresión cercana al pánico. La recorrió con la mirada. Quería asegurarse de que estaba viva, a la vez que le ofrecía su apoyo. Sus miradas se encontraron, y __________ sintió el impacto de sus ojos con tal fuerza, que se le fue formando un nudo en el estómago hasta que apenas pudo respirar. Luke había venido. Había dejado sus diferencias a un lado, y había ido con ella. Las lágrimas resbalaron por las mejillas, negras por el hollín, de _________. Al verlas, Luke hizo una mueca, como si verla tan afectada fuera casi físicamente doloroso para él.

__________ le tendió una mano. Él se la agarró y luego tiró de ella para arrancarla de los brazos de Ash y meterla entre los suyos. Ella se apretó contra su sólido tórax y él le rodeó la cintura con un brazo firme. Permanecieron allí de pie, cuerpo contra cuerpo. Los rítmicos latidos del corazón de Luke la conmovieron, y lo rodeó con sus brazos hasta que ni una briza de aire se interpuso entre ellos. La fuerza de Luke la envolvió, igual que su olor, a tierra, a lluvia, a hombre.

-Gatita -masculló él contra su pelo. La voz ronca por la preocupación atravesó los sentidos de ________. Levantó la barbilla, y la mirada de Ash atrajo la suya, desviando la atención de ________ de su primo.
-¿Estás bien? -Luke dio un paso atrás y la observó con renovada atención. Ella asintió con la cabeza.
-Estoy bien, pero mi padre...

________ no pudo acabar la frase sin desmoronarse. Un nuevo aluvión de lágrimas resbaló por sus mejillas, escaldadas y tiznadas, y no pudo reprimir el sollozo que le salió del alma. Intentó ser fuerte, pero fracasó. La realidad de la situación la hizo deshacerse en lágrimas. Luke la estrechó tiernamente contra su ancho pecho otra vez. Ash le acarició el pelo y le murmuró palabras de consuelo.

Fantasía Prohibida - Luke Hemmings y Ashton IrwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora