Dio otro paso, invadiendo el espacio personal de Elizabeth, y acercó los labios a su oído.
—En mi caso, ménage, implica compartir a una mujer, dos hombres follándola a la vez, llevándola al orgasmo y volviéndola tan loca de placer que ella olvida su nombre y grita hasta que el techo se le cae encima.
Luke se apartó para evaluar la reacción de Elizabeth. Tenía la boca entreabierta en un silencioso jadeo, y los ojos agrandados con las pupilas dilatadas. Oh, Mal*dita sea. ¿Sería posible que la idea la atrajera? Su miembro estaba preparado para bailar un tango a pesar de que su mente estaba intentando por todos los medios cortar la música de raíz.
—Ayúdame a entenderlo. ¿Por qué te gustan los ménages? —logró susurrar ella—. ¿Por qué no hacer el amor con una sola mujer? Solos los dos.
—Dos hombres pueden lograr que una mujer alcance un placer tan increíble que ella esté dispuesta a hacer lo que sea por el placer de sus amantes. Y para eso tengo que tener un asiento en primera fila.
A Elizabeth se le enrojeció aún más la cara. El aroma del deseo femenino flotaba ahora en el aire. Se le irguieron los pezones al tiempo que se humedecía los labios con nerviosismo.
—Entiendo.
El vientre de Luke se contrajo ante la imagen de aquella lengua rosada.
—¿De veras?
—Estoy al tanto de esas cosas. He leído mucho. Comprendo cómo es posible físicamente, pero… ¿qué pasa con los lazos afectivos?
—¿Los lazos afectivos?
Él debía de ser de Marte, porque esa pregunta era, definitivamente, de Venus. ¿Qué pasaba con las preguntas que se esperaba? Cosas como ¿por dónde se meten los miembros? ¿Cómo foll*an dos hombres a una mujer simultáneamente? Esas sí eran cosas que él podía contestar. Con todo lujo de detalles además. A él le encantaría verla penetrada por dos miembros batiéndose en duelo, uno por su apretada vagina y el otro por el intocable trasero.
Mier*da, tenía que dejar de pensar en eso antes de que los vaqueros le constriñeran la erección.
—¿Cómo se manejan esas relaciones para que no interfieran los celos?
—Es que no son relaciones. Es sólo sexo. De cualquier forma que pueda ser consumado por tres personas a la vez.
—Ah. —Ella parpadeó y luego apartó la mirada—. Debería de haberme dado cuenta, tú no eres de los que mantienen relaciones.
—A mí me basta con la lujuria. —Cualquier otra cosa era potencialmente catastrófica. De hecho, ya había pasado por eso una vez… y no quería recordar la pesadilla que había sido después.
—Bueno, lo cierto es que contigo, lo de la lujuria me va bien también. Sólo… solo quiero aprender lo que puedas enseñarme.
«¿Todavía?»
—¿Estás hablando en serio?
Elizabeth se aferró a su bolso y cuadró los hombros.
—Hoy he conducido más de ciento cincuenta kilómetros para hablar contigo, un hombre al que no veo desde hace cinco años. Uno al que nunca le gusté demasiado. Me he tragado mi orgullo para admitir delante de ti por qué quiero esto y por qué todavía sigo siendo virgen. ¿Me habría tomado tantas molestias si no hubiera estado segura de aprender a complacer a Harry y decidir si es esto lo que quiero en mi vida?
«Harry». Ahí estaba el nombre de aquel malnacido otra vez. Ma*ldito imitador de los jodidos Backstreet Boys. Ma*ldito fuera él y su melodiosa voz de falsete que topaba las listas de éxitos. Luke no podía entender por qué un hombre quería sonar como una mujer delante de todo el mundo.
ESTÁS LEYENDO
Fantasía Prohibida - Luke Hemmings y Ashton Irwin
Fanfic¿Cómo puede una chica inocente atraer a un famoso y atractivo cantante al que la prensa sensacionalista atribuye prácticas sexuales para las que ella no esta preparada? Elizabeth Jones esta decidida a hacer cualquier cosa para convencer al hombre de...