Capitulo Veintiséis.

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¿Por qué la opinión de Luke tenía tanta importancia? _______ estaba allí por Harry. Por Harry, maldición. No por Luke.
Pero él le había dicho que no esa mañana, y ahora había rechazado la oportunidad de ser el primero en tomarla analmente. Incluso la había entregado a Ash. Aquella duda no dejaba de atormentarla, pero estaba determinada a conseguir que él lamentara haber rechazado aquella oportunidad. Luke debía prepararse para un espectáculo infernal.
—Estoy preparada —le murmuró a Ash al oído, dirigiéndole una sonrisa que no sólo era descarada sino que decía «follame».
Por un momento, Ash sólo se la quedó mirando, como si no estuviera seguro de qué significaba su sonrisa o de qué hacer primero. Ella tomó la decisión por él.
Una extraña valentía, una femenina resolución —la pura necesidad de tentar a Luke— fluyó por ella cuando se agarró el dobladillo del top y se lo quitó por la cabeza, quedándose completamente desnuda ante Ash. Luke obtuvo una vista de perfil. Entonces, ella se pellizcó los pezones, asegurándose de que estuvieran duros.
—Estoy más que preparada. —Esperaba que esas palabras roncas se clavaran directamente en el miembro de Luke.
De lo que no cabía duda es de que si se clavaron en la de Ash. Pasmado, se dejó caer de rodillas.
—Siéntate en el sofá.
Dirigiéndole a Luke una mirada desafiante, _______ se giró, hizo ondular las caderas y se acomodó en el sofá. Luego cruzó las piernas casi remilgadamente, imitando lo mejor que sabía una postura femenina, y ¿acaso no era una suerte que de esa manera sus pezones quedaran a la altura de la cara de Ash?
Se quitó la camisa que cayó al suelo, exponiendo las tensas líneas de los anchos hombros, y los músculos de los brazos y abdomen que se ondulaban con cada respiración. Él estaba preparado sin lugar a dudas. Y era condenadamente atractivo. _______ se estremeció.
—¿Qué más puedes quitarte? —se burló ella, bajando la mirada a los pantalones cortos de Ash—, tengo algo que podrías tocar si te desnudas del todo.
_______ abrió las piernas para Ash—y sólo para Ash—, para que viera lo mojada e hinchada que estaba. Ash gimió, mirando fijamente los húmedos rizos.
Por el rabillo del ojo, _______ vio cómo Luke se abría la cremallera de los pantalones y tomaba su miembro hinchado en la mano. Comenzó a deslizar lentamente los dedos por cada largo centímetro, apretando la anchura en el duro puño sin apartar los ojos de ella. A _______ le encantaba poder llevar al taciturno Luke al límite del deseo. Pero aun así no era suficiente.
De dónde había sacado a aquella pequeña arpía de su interior, no lo sabía, pero no iba a detenerla en ese momento.
—¿Quieres tocarme? —le preguntó a Ash , jugando con su clítoris y jadeando en respuesta.
—Sí —gimió él—. Haz eso otra vez.
—Desnúdate y lo haré.
Ash se quitó los pantalones cortos en menos de dos segundos para dejar a la vista un largo miembro con gruesas venas y un enorme glande purpúreo; _______ intentó no echarse a reír. El poder que tenía sobre ellos era algo embriagador. Excitante. Al final, Ash o Luke —o ambos— la controlarían a ella. Pero en ese momento, ella los poseía a los dos.
—Muy bonito —murmuró ella.
La arpía que habitaba en su interior la indujo a deslizarse un dedo en la boca y mojarse la yema. Con una sonrisa felina, llevó el dedo húmedo al miembro de Ash y frotó la saliva en el glande junto con el fluido que se filtraba por la punta. El siseó, tensando los tendones del cuello mientras luchaba por mantener el control.
—Eres una niña muy traviesa —la reprendió Ash.
—¿Yo? —respondió _______ con inocencia.
—Y muy desobediente. Súbete más la minifalda y tócate de nuevo. Quiero ver cómo lo haces.
Una sorprendente petición viniendo de Ash, normalmente tan caballeroso. Pero tras esa noche, _______ sabía que había pasiones ocultas en aquel hombre. Definitivamente, pedirle que se masturbara para él —para ellos— la escandalizaba. Y también la excitaba.
Dejando la timidez a un lado, se recostó contra el respaldo del sofá y se levantó la falda lentamente, muy lentamente, sosteniéndola por encima de los muslos; Luke estaba sentado en el sofá de la derecha, pero podía ver lo suficiente de ella. Por las maldiciones entrecortadas que soltaba era evidente que estaba bastante frustrado.
Echando más leña al fuego, _______ se contoneó sobre el trasero y gimió, cerrando los ojos y relamiéndose los labios.
—Ahora, _______.
_______ abrió los ojos. Parpadeó. ¿Ese tono dominante venía de Ash? La expresión de ternura que siempre había en su cara había sido sustituida por un atisbo de severidad e impaciencia.
Ash la cogió por los muslos y no precisamente con delicadeza.
—¡Ahora!
¿Cuándo había conseguido Ash que se mojara por completo, y que una punzada de temor la llenara de una emoción que no lograba comprender? Arqueando las caderas hacia delante, bajó la mano a su sexo y se frotó el clítoris.
Por lo general, cuando estaba a solas, comenzaba trazando lentos círculos mientras tejía alguna fantasía en su mente. Esa noche no tenía necesidad de imaginar ninguna trama sexual. La estaba viviendo.
Y en cuanto a los círculos lentos, ni hablar. Con dos miradas ardientes recorriendo cada centímetro de su cuerpo, acariciándole los pezones duros y deslizándose por el abdomen hasta su sexo húmedo, era imposible ir despacio.
Las sensaciones crecieron con rapidez cuando _______ comenzó a acariciarse el clítoris. La ardiente presión se convirtió en una punzada dolorosa al observar cómo el miembro de Ash oscilaba arriba y abajo con cada ruda inspiración. Luke se inclinó hacia delante, buscando un mejor ángulo de visión, luego ensanchó las fosas nasales.
—Es increíble. Puedo oler desde aquí lo cerca que está de correrse.
Ash asintió débilmente con la cabeza.
—Detente.
El placer burbujeaba en el interior de _______, denso y agitado. Oyó hablar a Ash, diciéndole algo que ella no quería oír, así que lo ignoró.
—He dicho que te detengas. —Él la agarró por la muñeca.
Ella gimió ante la pérdida de la estimulación de la que él la había privado. Parpadeó un par de veces. Ash tenía la cara ruborizada. Sus dedos, largos y elegantes, le agarraban la muñeca con una fuerza sorprendente.
—No me presiones —le advirtió, pareciendo a punto de estallar—, estoy cerca de perder el control.
En otras palabras, si no quería que saciara su deseo en su trasero durante las próximas tres horas, sería mejor que desistiera.
—Está bien —murmuró ella.
Él la soltó y asintió con la cabeza con una expresión agradecida.
—Levántate del sofá y arrodíllate en el suelo de espaldas a mi.
_______ ni siquiera pensó en provocarlo. Simplemente lo hizo.
—Bien —la alabó mientras la agarraba por las caderas y se situaba detrás de ella.
Luego ella sintió la palma de su mano en su espalda —entre los omóplatos— empujándola suavemente.
—Inclínate hacia delante y apoya los codos en el sofá.
«Oh, Dios. Está sucediendo. Estaba ocurriendo realmente.
_______ podía negarse. Sabía que podía. Pero entonces no lograría su propósito. Y en ese momento deseaba con desesperación lo que Ash iba a ofrecerle, deseaba que Luke lo viera y que se excitara con ello. No podía dar marcha atrás.
Tragando saliva, hizo lo que Ash le ordenaba. El olor a sexo y a su propia esencia flotaban en el ambiente. Ash la tranquilizó, acariciándole las caderas, levantándole la minifalda, acariciándole el trasero.
—Eres preciosa —le dijo mientras le acariciaba una de las nalgas con la palma de la mano—. Redonda y firme… con esta piel tan blanca. Y, en este momento, toda mía. -Ella gimió. Aquellas palabras y las caricias de Ash la excitaban todavía más.
—Esto será igual que con los vibradores, sólo que yo soy de carne y hueso. Y más grande que el último vibrador que albergaste.
Sí, era más grande, y no sólo un poco.

Subiré 2 ahora (este y otro) y probablemente (si me da tiempo) otros 2 o 3 mañana. va? <3

Fantasía Prohibida - Luke Hemmings y Ashton IrwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora