Capitulo Cuarenta y Cinco

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La tarde de verano había convertido el escondrijo de Jack en el pantano en un horno. Luke tenía la camiseta pegada a la piel. Había mucha humedad y hacía calor. Muchísimo calor. Y no sólo por el clima. Ya fuera por el calor o porque quisiera volverse loco, __________ rondaba por la cocina con una bata blanca muy corta, de una tela tan fina que era casi transparente. El pelo castaño le caía sobre la espalda en suaves ondas que imploraban ser acariciadas por sus dedos. ___________ vestía aquella ropa con aire despreocupado y provocador. Y eran esas mismas cualidades las que la impulsaban a mirarlo fijamente en ese momento. La mitad de su ser quería evitarla como a la peste, pero la otra mitad, quería enseñarle con exactitud por qué debería dejar de pavonearse delante de él y empezar a tenerle miedo. Mucho miedo. Por desgracia, __________ no sólo era única, atrevida y lista. Era, además, muy apetitosa. Su aroma a melocotón y a canela lo tentaba cada vez que estaba cerca de ella. Lo ponía duro y hambriento. Y minaba su resolución. Soltando un tembloroso suspiro, se dirigió a la sala para evitar la mirada insinuante de __________ y la tentación que ella representaba.

Pasarían días o semanas hasta que Jack o Logan descubrieran quién le había puesto la bomba al coronel. Y hasta entonces, por seguridad, Luke sabía que __________, Ash y él no abandonarían ese lugar. La risa repentina y dulce de __________ resonó en la cabaña y atrajo de nuevo la atención de Luke, engrosando su miembro. Resistir el deseo de mirarla era imposible. Soltando una imprecación, Luke se volvió hacia ella. Estaba hablando con Ash, que, sin camisa y sonriente, estaba picando algo que Luke suponía formaría parte de la cena. ___________ absorbía extasiada cada palabra, coqueteando con él, deslizando su mirada por los hombros poderosos y los pectorales bien definidos de su primo.

En respuesta, Ash le acarició el cuello con la nariz y le susurró algo al oído. __________ se estremeció y se apretó contra él. ¡Maldición! No necesitaba eso... Pero se estaba mintiendo a sí mismo. Sí que lo necesitaba... necesitaba tener sexo con ella. En verdad era __________ quien no lo necesitaba. Le correspondía a Luke actuar como un adulto responsable y ejercer un poco de control sobre su cuerpo. De esa manera la salvaría de sí misma y de algo que ella sólo entendía a medias.

Luke se giró y encendió el televisor, decidido a olvidarse de aquella dolorosa erección que clamaba por ella. Fuera lo que fuese lo que quisieran hacer _________ y Ash, podían hacerlo solos. No era asunto suyo. Si querían implicarse más el uno con el otro, pues allá ellos. Valientes palabras. Pero mientras la televisión estuvo prendida supuestamente viendo Seinfeld, Luke no dejó de mirar por encima del hombro. Ash y _________ juntos... no estaba bien. Le revolvía el estómago y lo llenaba de furia. Las mismas viejas mentiras que se había dicho a sí mismo durante tanto tiempo ya no funcionaban.

Ash terminó de cortar aquellas cosas verdes que había estado transformando en algo comestible, y las echó en una fuente. La metió en la nevera, luego cerró el electrodoméstico con un golpe de caderas mientras le brindaba a _________ una sonrisa provocativa. Y por si eso no hubiera sido suficiente para que Luke quisiera romper algo, Ash la envolvió entre sus brazos, acariciándole la suave curva de las caderas. Luego la besó, primero un ligero roce de los labios en el cuello femenino, luego amoldando su boca a la de ella. __________ se derritió contra él, arqueando la cabeza hacia la mano que se la sostenía, y ofreciéndole la grácil curva de la garganta. Luke bajó los labios a la tentadora piel y se la mordisqueó. Ella gimió entre sus brazos.

A Luke le dolieron los testículos. Le dolió el pecho. Incluso le dolieron los dedos. Bajó la mirada para ver que estaba prácticamente rompiendo el mando de la tele. Al mirar la pantalla observó que había terminado Seinfeld y comenzado Friends. ¿Cuándo había ocurrido eso? Maldición, no podía soportarlo. Con una imprecación, Luke apagó la televisión y se puso en pie. Abrió la boca para decir...¿qué? No, no qué decir, sino qué hacer.

Entraría en la cocina, cogería a __________ entre sus brazos y la llevaría al dormitorio. Se recreó en aquella fantasía. Luke quería hacerla gozar, observar cómo lo tomaba. Todo eso... y mucho más. Quería más que cualquier otra cosa en el mundo penetrarla profundamente, tomar una parte de ella que __________ no le había ofrecido a ningún otro hombre y quedarse allí. Quería reclamarla. Ante esa idea, la sangre abandonó su cabeza y se dirigió a su miembro. La lujuria le golpeó en el pecho con fuerza, casi no podía respirar. Entre un jadeo y otro, su miembro se endureció hasta el punto de poder pulverizar un bloque de hormigón armado, y su débil determinación cedió lo suficiente como para permitir que eróticas imágenes de sí mismo penetrando el apretado sexo de ___________ y bombeando en ella sin piedad le invadieran la mente. «¡No, ni hablar!». Pero el deseo era ya incontenible. Había crecido hasta convertirse en una necesidad. Tenía que tocarla. Tenía que saber que, costara lo que costase, iba a dejar su marca en ella de la misma manera que ella la había dejado en él. ¿Cuándo había ocurrido eso? ¿Y por qué?

Destrozado, hambriento y jadeante, siguió con la mirada clavada en Ash y ________ que compartían húmedos besos en la cocina, animando a su calenturienta mente. Entonces, Ash echó más leña al fuego deslizando una mano por la barbilla de ___________, por su clavícula, y metiéndola bajo la bata blanca. Rozándole la suave piel, Ash apartó lentamente la tela a un lado y dejó el hombro al descubierto, ofreciéndole a Luke una buena vista del pecho de __________ y del pezón duro y enrojecido. La poca sangre que le quedaba en el cerebro se unió en una oleada a la que ya estaba en su miembro.

Ash pasó el pulgar por el prominente pezón, excitándolo y apaciguándolo a la vez. _________ jadeó, moviéndose para acercarse a él hasta que sus muslos se rozaron. Dios, lo que daría él por estar allí con ella, estrechándola contra su cuerpo, metiéndole la lengua en la boca, poseyendo la de ella, dulce y rosada, mientras la despojaba de la bata. Dio un paso adelante. Ninguno de los otros dos pareció darse cuenta. Ash siguió a lo suyo, deslizando las yemas de los dedos por el seno desnudo de ___________ y luego bajó una mano hasta su cadera. Después movió la otra mano y dejó el otro hombro al descubierto. ____________ tenía ahora ambos senos desnudos. Un par de exuberantes pezones que suplicaban una atención que Luke se moría por proporcionar. Ash los ignoró, dedicándose a tirar con suavidad del cinturón que todavía ceñía la bata a la cintura femenina. No lo desanudó, sino que lo utilizó para acercarla más hacia él. Con un grácil balanceo, __________ relajó su cuerpo contra el de Ash y levantó su boca rosada para darle un beso.

Incluso de perfil, el deseo que suavizaba los rasgos femeninos le sentó como un puñetazo en el estómago. El sudor humedeció los pectorales y la espalda de Luke . Maldición, sólo con mirar a aquella mujer quedaba noqueado. Observar cómo el deseo la inundaba, cómo se ruborizaba su cuerpo, hacía que Luke perdiera la cordura. Ash dio un paso atrás y se dejó caer en una de las sillas de la cocina, aferrando las caderas de __________ con ambas manos y haciendo que casi desaparecieran de su vista. Maldición, algunas veces llegaba a olvidarse de lo menuda que era. Era una mujer frágil. Debería de considerarla casi intocable. Pero no lo hacía. Por encima de uno de sus hombros desnudos, __________ le dirigió a él una mirada coqueta. «¡Bang!». Aquella mirada le había engrosado el miembro antes siquiera de que ella bajara los párpados y volviera a subirlos. Y, sin embargo, aquel deseo no era sólo sexo. Había habido muchos momentos en su vida en que se había sentido muy excitado. Pero aquello era diferente. Era algo nuevo. Y le daba un miedo mortal.

Los ojos de ____________ y Luke se fundieron y la electricidad que crepitó entre ellos le golpeó y le atravesó el cuerpo. Luego sintió otra sacudida cuando ella le miró las pelotas. Esa sensación lo golpeó de nuevo en el pecho y se intensificó cuando ella se mordisqueó el labio inferior mostrando una apariencia tímida e insegura. Excitada. Luego Ash la sentó en su regazo, y le dio un largo y profundo beso, murmurando algo contra su boca, haciendo que Luke se sintiera crispado, enojado y anhelante. ¡A la mierda con todo! Dio un par de pasos más hacia ellos. Al verlo, Ash hizo girar a __________ en su regazo de manera que la espalda femenina se reclinara contra su tórax. Ahora ambos miraban a Luke. ¿Ash sabía que los había estado observando? El reto que brillaba en los ojos de su primo para que dejara de ser un mero espectador lo decía todo.

La mirada de ___________ era igualmente una muda invitación. Luke se detuvo en seco. Aquello estaba mal. Muy mal. Lo habían provocado, le habían tendido una trampa. Si bien sabía que debería darse la vuelta y marcharse, aquellas miradas habían provocado un auténtico infierno en sus entrañas y no pudo mover ni un músculo. La velocidad a la que Ash deshizo el lazo del cinturón que rodeaba la delgada cintura de __________ sólo podía llamarse «tortura prolongada». Sin ninguna prisa, su primo tiró del cinturón con una lentitud exasperante. Arrastró la tira de seda por las rodillas de ___________ y la deslizó bajo el dobladillo de la bata hasta que ella jadeó y se le irguieron los pezones. Las areolas estaban oscuras, arrugadas y eran muy tentadoras.

-¿Continúo? -le preguntó Ash , desatando con manos firmes el último nudo que sujetaba el cinturón en su sitio.

Luke tragó saliva. Si Ash seguía, ___________ se quedaría desnuda por completo. Dejaría el cuerpo femenino expuesto a su hambrienta mirada. Accesible al toque controlado de Ash. Nadie dijo nada, nadie respiró ni se movió. Pero uno de los dedos de Ash se deslizó lentamente entre las piernas de ____________ por encima de la tela para acariciar ligeramente lo que tenía que ser la sensible zona próxima al clítoris. Luke, le dirigió a su primo una mirada inquisitiva. ¿Qué diablos pretendía hacer? ¿Qué debería hacer él? Ash le respondió con una sonrisa y arqueando una ceja. Mientras tanto, continuaba moviendo el dedo en círculos justo encima del sexo de ___________. El silencio se extendió entre ellos sólo interrumpido por la respiración jadeante de _________. Con lentitud, Ash apartó el dedo y cogió el cinturón con ambas manos. Era imposible no fijarse en el pequeño círculo de tela mojada donde había estado el dedo de Ash. Ese pequeño punto dejaba a las claras lo mojada que tenía que estar ___________. Aquella húmeda visión casi lo hizo caer de rodillas.

-¿Continúo? -Las manos de Ash tiraron un poquito más del cinturón de la bata. Luke supo que iría al infierno por eso.
-Sí.

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Fantasía Prohibida - Luke Hemmings y Ashton IrwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora