31. Último beso

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Cada uno de nosotros se dirigió donde Hotch dijo. Gracias a Dios a mí me tocó con Morgan. No quería estar cerca de Spencer.

- ¿Princesa, qué es lo que pasa? - Morgan me decía así, según él me parecía a las princesas de cuentos de hadas.

- No me pasa nada - mentí.

- ¿Me vas a mentir a mí? - me miró indignado y luego rió.

- No es mi mejor día.

- ¿Problemas con el niño bonito?

- No lo sé, tal vez o sólo estoy exagerando.

- Cuéntame.

- Le pregunté si quería tener hijos. Digo, no ahora ya, solo fue una pregunta sin más detalles.

- Bueno, es una pregunta difícil para un hombre.

- ¿Quieres tener hijos con Savanah?

- Por supuesto- respondió rápidamente y luego suspiró.

- ¿Ves? Simplemente no me siento suficiente para él. Se escucha tonto, pero es así. Tal vez no me ama. Y sólo fui un reemplazo de Maeve.

- Escuchame princesa, nunca había visto al niño bonito así de enamorado. Habla de ti todo el día y es bantante agotador. Eso jamás lo hizo con Maeve, sólo nos habló de ella cuando la secuestraron.

- ¿En serio habla tanto de mí?

- Sabes que no miento. Eres la mujer de su vida. Ha estado 2 días preguntándome cómo quitar tu enojo. Desde que te dejé en tu casa no para de mandarme mensajes. - Sonreí, tal vez sí me amaba.

*************

-Encontramos el sexto cuerpo - oh Dios mío, pensé. Los asesinatos van demasiado rápido.

- Ya debe estar buscando a su otra víctima y nosotros no tenemos nada.

Recibo un mensaje desconocido y me congelo al leerlo.

"A las 7 de la noche estaré en tu cuarto de hotel, si no estás ahí, mataré uno por uno a tus amiguitos. Hay una bomba en la comisaría.

-¡Mariana!- me gritaba Morgan. Salí de mi estupefacción de inmediato.

- Dime

-¿Qué te pasa? Estás pálida.

- Nada, sólo, no me siento bien. Creo que necesito irme un rato.

- Claro- dice Hotch- descansa lo que necesites.

Miré mi reloj, eran las 6:00pm tenía una hora para estar en mi cuarto de hotel y armar un plan.

- Mar - escucho un grito detrás de mí. Veo a Spencer y me detengo.

-¿Aún estás enojada conmigo?

- Nunca lo estuve, sólo, necesitaba estar sola - le di un beso en los labios.

-¿Quieres que te acompañe al hotel?

- No- dije rápidamente - Debes encargarte de leer bien los expedientes. Tú sabrás quién es ese hombre.

Me fui al hotel, llevando ese beso en mis labios, esperando que no fuera el último.

Tus huellas en mi camino [SPENCER REID]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora