Tus huellas en mi camino [SPENCER REID]

55. Epílogo

Los veía correr por el gran campo verde. Spencer los perseguía y ellos reían felices de jugar con su padre.
Yo tocaba mi pancita de 5 meses, luego de 4 años, tendríamos otro hijo y estábamos felices por eso.

Nos habíamos comprado una gran casa a 30 minutos de Quantico. Los dos aún trabajábamos ahí, pero yo sólo me había vuelto abogada ejecutiva del FBI, así que ya no participaba completamente en los casos de Spencer, así lo habíamos decidido. Teníamos que tener tiempo para nuestros hijos. Y aunque la adrenalina me gustara, mi vocación era defender, ser abogada y eso hacía.
Aún trabajaba para el gobierno de los Estados Unidos, pero sólo por casos de emergencia.

Con Spencer y la UAC teníamos un trato, los fines de semana eran sagrados y ninguno de los dos trabajaría esos días. Habíamos decidido darles toda nuestra atención a los niños para que tuvieran a sus dos padres presentes.

Amaba en lo que se había convertido mi vida, aún luego de haber sufrido tanto, algo bueno obtuve de eso, lo obtuve a él, al premio mayor, al amor de mi vida, padre de mis hijos, a mi esposo, a mi genio.

Así que no todo es malo en la vida, a veces el destino te da experiencias, pero Dios no da golpe que no aguantes, solo que te hagan más fuerte y sabio.
Hoy soy feliz, hoy somos felices y nuestras huellas siempre estarán unidas en nuestro camino. Porque están marcadas desde el principio.

Fin