42. México parte 4. Final

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Había creado mi propio show, animando al público subiéndome en las mesas y disfrutando de la música como tanto amaba hacer.
Cuando mis padres murieron, dejé de lado todo lo que amaba y eso contaba la música y a mi hermano que ni veía hace mucho tiempo.
Las únicas veces que había cantado en público de nuevo, era bajo el efecto del alcohol.
Ahora volvía a sentir vida en mí, volvía a sentir lo que era dejarse llevar por la música.
Cuando me bajé del escenario fui directo a la salida como era lo acordado. Sabía que este plan funcionaría, porque ya sentía que alguien me seguía.

Me senté en un banco que había afuera y encendí un cigarrillo. No fumaba, pero tenía que ser todo creíble.
Un hombre se sentó a mi lado

- Qué show diste adentro- No era mexicano, su español era el de un Estadounidence.

- Las rancheras lo valen.- Y yo hacía mi mejor escena con acento mexicano

- ¿Qué hace una mujer tan bella sola en la noche? Es algo peligroso.

- Sólo salí a tomar algo y terminé aquí. No quería que mi novio se enterara, así que vine al bar más lejos que había de nuestra casa - era parte del plan. Hacerlo enojar.

- Ah, te cansaste de tu novio y viniste a pasarla bien aquí.

- Me dijeron que aquí estaban los mejores hombres, no se equivocaron - coquetearle había sido el detonante.
Me agarró la mano muy fuerte. Pero yo aún no debía actuar. Tenía que agarrarlo con las manos en la masa para poder meterlo preso.

-Así que le eres infiel.

- Él es muy cansador, a veces salgo a divertirme
Me tiró del brazo y me hizo caminar con él

-Hey, ten cuidado, ¿a dónde me llevas?

-Ya nunca más podrás ser infiel. - Sacó un cuchillo y me apuntó con él, quiso apuñalarme, pero me moví más rápido. Forcejeamos hasta que le quité el cuchillo. Pero sacó una pistola.

- ¡Genio! - grité a la nada. Esa era la señal para que los policías entraran. Me habían dicho que debía tener una palabra de seguridad y elegí lo que más amo en el mundo, a mi Genio Spencer.
El lugar se llenó de policías, Spencer me sacó de ahí. Vi cuando se llevaron esposado al maldito violador. Mi trabajo ya estaba hecho. Pero mi estómago comenzo a doler fuertemente. Lo miré y vi sangre en mi vestido, como este era rojo no lo había notado al instante, pero mi sangre era más oscura.

- ¡Necesito un médico! - grito Spencer. Cuando caí sentada en el piso. La adrenalina habia hecho que no me diera cuenta de la puñalada recibida.

- Tranquilo, genio- le acaricié su cara - sólo es una pequeña herida. Ya te lo he dicho, no te vas a deshacer de mí tan rápido.

Tus huellas en mi camino [SPENCER REID]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora