kapitel vierzehn. (14)

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Advertencia: Este capítulo podría romper tu corazón (o no)



014.

A diferencia de Milen, Volker se puso de pie para encarar a mi hermano, quien pensó que era él el que había pedido mi mano sin antes anunciárselo a mi familia.

En cambio, Volker levantó las manos a modo de defensa y se acercó con lentitud a Lenz.

—Creo que no importa quién lo haya hecho o no. —Volker apenas se enteraba sobre la proposición de Milen y ni siquiera parecía sorprendido. No estaba enojado ni molesto, o al menos eso decía su semblante—. Lo que a todos nos concierne es el bienestar de ambos bebés —me señaló con ternura en los ojos y mi corazón palpitó con fuerza. Mi ritmo cardiaco incrementó sin piedad— y el de Vreni. Me conoces bien, somos buenos amigos y creo que me he ganado tu confianza...

—Una confianza que traicionaste —lo apuntó acusadoramente con el índice y vi que la vena de su cuello saltaba un poco—, ¿qué tan amigos somos que te metiste con mi hermana? Te creí parte de esta familia.

—De algún modo ya lo soy —dijo después de pensarse bien sus palabras, aunque no pareció, pues mi hermano se enfureció todavía más—. Somos o seremos familia, y da gracias a Dios que a Verena le gustan los hombres responsables... Por eso estamos aquí.

Mi hermano tragó saliva con fuerza y luego me dirigió una mirada de decepción. Él esperaba una expresión de miedo, oprimido, pero a diferencia de eso, mantuve la cabeza levantada y los labios firmes.

Mutter no te educó para que terminaras siendo una prostituierte.

La última palabra fue suficiente para que Milen se levantara de inmediato del sofá. Todo sucedió en una milésima de segundo: el brazo de Milen elevándose en el aire, golpeando el pómulo izquierdo de Lenz y mi hermano terminando en el piso poco después. Volker detuvo a Milen juntándole los brazos detrás de la espalda. Hanne se acercó al piso para asegurarse que su esposo estaba bien. Mi madre se llevó las manos a la boca por la impresión, y yo en ningún momento supe que hacer.

—De ningún modo voy a permitir que te expreses así de ella —le escupió Milen intentando soltarse de Volker.

Lenz... por favor, retírate, no quiero más problemas aquí —le dijo mamá con evidente enojo en su acento alemán—. Hanne, deja que se vaya, tú quédate. No tienes la culpa de nada.

No... Me iré con él. Lo siento.

Lenz se puso de pie y se disculpó con su esposa en voz baja. No nos miró a ninguno de los restantes en la habitación y los dos salieron de la casa. Pude notar cómo se le hinchaba media cara.

El ambiente tranquilo ya se había arruinado, pero mi madre hizo todo lo posible por salvarlo.

Milen se sobaba la muñeca mirando a Volker con cierto recelo.

—Realmente no me interesa quién de ustedes haya sido —expresó mamá con una sonrisita—, cualquiera sería muy afortunado de casarse con mi Vreni.

—No voy a casarme —solté, haciendo que los tres pares de ojos se posaran en mí. Los que más me dolieron, fueron los de Milen.

—¿Qué? —Cuestionó.

—Mamá, sé que no es lo que quieres. Sé que quieres que me case y que forme una familia ejemplar, pero la verdad es que no estoy lista...

—Cariño —me interrumpió—, yo estoy consciente de que los tiempos han cambiado. Jamás te pediré que hagas algo que no quieres y tampoco querré que manejes tu vida como yo lo digo. Pero ¿estás segura?

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