El detonante

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Sorprendentemente, el clima era bueno cuando Van escoltó a Ígor hasta el portal, una vez finalizada la sesión.

-¡Que pases un buen día!- le deseó el tutor, radiante, estirando la palma de la mano en dirección a la calle para emparse del sol de la tarde todo lo que pudiera.

-Gracias, usted también- le sonrió Van. 

Ya en casa, ordenó la pila de discos sobre la mesa y siguió perfilando un dibujo -o al menos un intento- de Lynn. No es que se le diera especialmente bien, pero ponía todo su empeño y eso le hacía perseverar y le motivaba.



Hoy Van volvía a tener cita con el doctor Farlane. Esperó pacientemente la llegada de Lynn  en el punto donde acordaron reunirse y le abrazó fuertemente, enterrando la cara en su pecho. Lynn de había puesto un aro en una oreja, y una especie de talismán en la otra.

-Eres un auténtico friki- bromeó Van, sosteniendo el pendiente entre los dedos. Es lo que ocurre cuando alguien que se ha sentido desplazado toda su vida y ha sido tratado como tal, sin que el mundo supiera si tenía voz, despierta de su letargado aislamiento, habiéndosele dado esa oportunidad, y para sorpresa de muchos resulta ser una persona completamente normal, capaz de hacer incluso comentarios y bromas normales.

-Es un trisquel*- resopló Lynn, fingiendo enfado- Venga, vamos. No querrás que lleguemos tarde.

[*símbolo celta compuesto por tres espirales unidas en el eje en el que se originan. Representa la trilogía del pasado, el presente y el futuro,o las figuras del padre, la madre y su respectivo hijo.]

Antes de entrar, Lynn comentó en alto:

-Van, tesoro. Me encanta que pasemos tanto tiempo juntos pero creo que deberías socializar un poco. No es bueno estar únicamente con una persona. No es sano que te limites a mí.

-Pero...

-Sí, lo sé- le sujetó por  los hombros-Quiero ayudarte. Puede ser muy positivo para ti conocer a más gente.

-Pero tus amigos y yo...

-No me refiero a ellos.

-¿Me estás pidiendo espacio?

-¡No!- las facciones de Van se relajaron y Lynn le dio un beso corto antes de seguir hablando- No me refería a eso. Solo te animo a que tengas a más gente... para tener un equilibrio entre tu vida social y...bueno, sentimental, ¿entiendes?

Entraron. La consulta estaba más silenciosa de lo habitual, sumida en una inusual paz. Tomaron asiento a esperar su turno, bajo los haces de luz que filtraba el ventanal. Desde el otro lado, una chica les dedicó una breve mirada de reojo antes de retomar su lectura.

Tenía el pelo teñido de un verde alga bastante curioso, ondulado y cortado a la altura de la barbilla, medio metido en un gorro gris. Era pálida , pero no tanto como Van, de estatura media tirando a baja. La pubertad le había hecho justicia, sobre todo al otorgarle curvas, a excepción de las piernas, que tenían un aspecto exageradamente escuálido si se comparaba con el resto de sus proporciones. Apenas alcanzaría la veintena. Vestía un jersey marrón oscuro de cuello alto, acompañado de una falda negra y unas botas altas, también negras, llenas de hebillas hasta el tope. Le colgaba del cuello una cadena y otro colgante de simbología desconocida.

-Ve a hablar con ella- le susurró Lynn a su chico. La chica no se coscó y siguió enfrascada en su tomo de George R R Martin.

-¿Yo? ¿Qué se supone que voy a decirle?

-Cualquier cosa. Venga, tenéis algo en común, ambos estáis aquí por algo.

-Está bien- Se levantó y se aproximó con miedo, andándose con ojo de a qué se enfrentaba.

-Ho-Hola- musitó. La chica  levantó la vista  y se despegó un auricular del oído.

-Perdona, ¿es a mí?

-Eh...¡sí!

Examinó a Van con sus ojos oscuros, casi negros. Van se fijó en que le surcaban la nariz y la zona inferior de los ojos pecas diminutas.

-Y...¿decías algo?- soltó tajante.

-Te...preguntaba qué leías- improvisó. Miró un nanosegundo a Lynn, suficiente para que ella siguiera su mirada y Lynn maldijera a Van para sus adentros.

-Ah- se quitó el otro auricular- Festín de cuervos, ¿lo conoces?

-No, pero he leído cosas de R Martin. Es por eso que... bueno, me he acercado.¡Soy Van!- le tendió la mano. Se moría de vergüenza. La chica se la estrechó.

-Kendra.

-¡Vaya! Es muy original.

-Me lo dicen mucho. Y tu nombre...Van.¿Solo Van?

-Ahá. El mío no es tan completo- se rio.

-Oye, me llamo Kendra Ned Harper y dando gracias mis padres no me pusieron Lee. Lo tenían entre ceja y ceja , pero ya sabes, Harper Lee*.

[*Conocida autora de Matar A Un Ruiseñor ]

-Tendría su gracia.

-La tendría.

-No me digas que no.

-Siento discrepar, pero seamos realistas, hubiera sido horrible.

-¿Por qué?

-Sería un intento fallido de suplantar una identidad bastante patético la verdad, si lo quieres mirar así.




Butterfly {El Chico De Cristal}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora