[aviso: contenido medianamente explícito]
Van se quedó mirando a Lynn, que se erguía sobre sus talones, en sus boxers de planetas. Estaba precioso así, pensó Van, incluso con mechones de pelo cayéndole sobre la cara y expresión afligida.
-¿No notas algo que falta?
Van le miró, fijándose en su entrepierna plana y sus robustos muslos cubiertos de vello casi transparente, como los de un albino. Esta visión hizo su corazón palpitar, y se percató de que le ardía la piel. Mientras que Lynn llevaba rato de pie, Van seguía en el suelo, de rodillas. Le fue fácil inclinarse y besar sus costillas, y luego la esquina de su cadera.
-Te faltan besos- respondió, ahora mirándole a la cara. Se encontró con los ojos sorprendidos y cargados de emoción de Lynn, que luchaba por contener las lágrimas.
Escucharon la puerta principal abrirse.
-Os juro que yo ya me iba- gritó Kendra, esfumándose del piso. La chica iba a salir de casa cuando se había encontrado a Van arrodillado delante de Lynn sin pantalones, y no había sido difícil llegar a sus propias conclusiones.
La pareja se rio todo lo que pudo y más, al sumar dos y dos.
-Eh, Lynn- captó su atención Van. Se icorporó a su altura y también desabrochó el botón de sus pantalones, oscuros y holgados, y zarandeó los tobillos para deshacerse de la prisión de la pieza de tela- No me importa. Me refiero a que no te hace menos chico. Eres tan chico como yo, ¿ves?
-Van- sollozó. Este le abrazó y dejó que Lynn enterrase la cara en su pecho. Permanecieron así un buen rato, hasta que Lynn empezó a reirse de la nada.
-¿Estás bien, Van?
-¿Por qué lo dices?
-Hace tiempo que noto una presión- subió las cejas y miró hacia abajo. Van se había sonrojado hasta la médula.
-L-lo siento.
-Ven aquí- los labios de Lynn colisionaron con los suyos, enérgicos. El beso rebosaba sensualidad y pasión, y avivaba el fuego que sentía Van bajo la piel. Jadeó contra la boca de Lynn.
-¿Qué ocurre?- le preguntó él, haciéndose el loco, con una sonrisa perversa.
-Lo sabes perfectamente.
-¿Sé el qué?- Tiró de su camiseta para sacársela e introdujo la cabeza por debajo de la de Van. Cubrió de besos toda la piel que encontró.
Van se extremecía desde el sitio, intentando detener el temblor de piernas. Las neuronas y lo que no eran las neuronas iban a estallarle. Lynn se deshizo de su abrigo y su camisa, dejándole el torso al descubierto, delgado y cálido.
-Si sigues así no creo que pueda...
-Tranquilo, Van- se acercó a su oído- ¿tú te has visto? Si fuera físicamente posible hace rato que me habría empalmado contigo.
-¡Lynn!
-Lo siento, pero eh, es verdad- rieron. Van apenas podía levantar la cara de la vergüenza que le embriagaba. Lynn tiró de su mano hasta su cuarto y cerró la puerta, por si a Kendra le daba por reaparecer. Besó a Van con intensidad, hasta que la espalda de este colisionó contra la cama, y, entonces, Lynn se colocó apoyando las piernas a ambos lados de la cadera del otro. Apenas podía respirar con normalidad.
Tenía una vista de Van bastante cómica, de sus mejillas cubiertas de rubor y su boca entreabierta mientras el pulso le palpitaba descontrolado. Lynn rozó su vientre bajo con los dedos, mientras Van contenía la respiración, en tensión.
-Eh, respira- le besó con suavidad. Recorrió la espalda de Van con los dedos- no estés nervioso. Si no deseas que siga yo...
-Lynn- le calló, apoyando su frente contra la suya- no hay nada que desee más.
Lynn sonrió, y se deshizo de la única pieza de tela que oprimía el miembro de Van.
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Mientras Van dormía, agotado de seguirle el ritmo a alguien insaciable, Lynn se puso los primeros pantalones que encontró, recogió los vaqueros de la cocina, y empezó a hacer una cena libre de carne. Al terminar, se sirvió un plato y encendió el televisor. Estaban echando pulp fiction y le apeteció verla.
Casi una hora más tarde, oyó llegar a Jimena armando un escándalo con las botas ataconadas.
-¡Qué suplicio! Los mocosos de hoy en día no tienen ninguna educación.
-¿Qué ha pasado?- bajó el volumen de la filme.
-No te preocupes, cariño- le decía cariño a todo el mundo-Un niñato que se ha pasado de listo en el pub, preguntandome cosas que no debe. ¡Vaya dramas que trae de noche!
-Solo es la una.
-No importa. Además, ya le he dicho a las chicas que mañana las veo. ¿Y Van?
-Durmiendo- Jimena levantó las cejas.
-Sí, claro. Conociéndote va a descansar merecidamente- se llevó un cojinazo que esquivó a tiempo- Calma, calma. Oye, ¿te has acordado de donde están guardados los con-?
-No los necesito. Llevo lo suficiente en hormonas y ya no...ya sabes. Hace casi un año que no me baja.
-¿Seguro?
-Seguro.
-Entonces perfecto. ¿Os habéis divertido?
-Sí, mucho- se sonrojó, pero Jim no pudo verlo en la oscuridad del salón.
Más tarde se levantó Van, y se sentó a su lado a cenar. No paró de mencionar lo rico que estaba el plato, y prestó poca atención a la película. Cuando Pulp fiction terminó, él miraba a la pantalla, sonriente.
-Eh, Van- le sacó de su ensoñación- Sal conmigo.
-¿A donde? Ya es tarde y hace frío.
-No, no- se rio- Me refiero...yo nunca te pedido...¡Demonios, se me dan muy mal estas cosas!
Se hizo el silencio. Van parecía muy serio de golpe.
-Lynn, ¿me quieres?
-Sí- se volvió a ruborizar en la oscuridad-¿Por qué no habría de...?
-Nunca me lo has dicho.
-No creo en el amor como tal. Me cuesta ordenar mis sentimientos, pero, ten por seguro, que científicamente si lo prefieres así , se puede hablar de que me produces una dependencia emocional consecuente de una gran atracción a todos los niveles- Van se rio.
-¿Siempre es todo tan complicado para ti?
-Tal vez- le hizo girarse hacia él y sostuvo su cara entre las manos- ¿y tú?
-Lynn, eres la primera persona que me provoca tantos sentimientos.
-Tú tampoco me has dicho nunca que me quieras.
-Te lo diré ahora entonces. Te quiero- dicho por la voz de Van, sonaba como una caída al vacío amortigada.
-Yo también me he cansado de sumar, y me he dado cuenta de que amar va de perder.
-¿De qué hablas?
-De perder la noción del tiempo, perder la calma, perder el sueño, perder el miedo.
-Es bonito. Podrías escribir un libro-Lynn se rio.
-¿Qué harás? ¿Te vas a quedar a dormir?
-He discutido con mi madre y van a ser y media, así que si.
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Butterfly {El Chico De Cristal}
Dla nastolatków¿Cuántas páginas harán falta para saber que, pese a la inegable y relativa fragilidad humana, ni siquiera en el más profundo recodo de nuestra esencia estamos hechos de cristal? No eres irreparable. Reconstrúyete. Reinvéntate. Renace las veces que...