|Capitulo 1| De vuelta.

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Todo a mí alrededor daba vueltas, odiaba viajar en aviones, había olvidado mis grandes ganas de vomitar cuando estoy en uno. La última vez no sentí nada porque dado el nerviosismo y melancolía que sentía en esos momentos no tenía el tiempo para darme cuenta de que tenía nauseas pero ahora, tenía ganas de devolver todo lo que había comido esta mañana y aquella no era una sensación bonita.

-¿Estas bien?-interrogo Dean a mi lado, asentí. –Estas blanca-frunció el ceño.

-Me siento mal-

-¿Vomito?-consulto, volví a asentir. –Tu padre me advirtió de eso y me dio unos medicamentos antieméticos-

-¿Antiemé… que?-hice una mueca, sonrió mientras negaba con la cabeza.

Me ignoro y llamo a una de las azafatas para pedirle un vaso de agua, no tardo más de cinco minutos en traerlo y luego de eso Dean me entrego una pequeña pastilla blanca.

La tome, pasaron cinco minutos y aun no pasaba el malestar.

-La estúpida pastilla no sirve-me queje.

-____, acabas de tomártela, espera a que haga efecto-rodo los ojos.

-¡Odio que me pongan los ojos en blanco!-volví a quejarme.

-Lose, ¿Por qué crees que lo hago?-

Ahora fui yo la que rodo los ojos provocando que se le escapara una risita.

-¿Cómo es Londres?-me pregunto impaciente.

-Perfecto, hace cuatro años que no voy pero puedo apostar que sigue igual de hermoso, como siempre-sonreí ampliamente. –Me alegra ir a Londres-

-Tendrás una habitación más grande-sonrió burlón.

-No te burles, extrañare mi habitación-recordé mi pequeño cuarto.

-Era una habitación de niña pequeña, lleno de posters de una banda adolescente, espero que no hagas lo mismo con tu nuevo cuarto-fruncí el ceño al escucharlo. –Tienes 20, ¿no crees que es un poco inmaduro?-prosiguió.

-¿Inmaduro?-cuestione recordando mis paredes llenas de fotos -¿Acaso te olvidas de quién soy?, no me interesa madurar-

-Está bien, no quiero pelear-suspiro con cansancio.

No respondí nada, decidí colocarme mis auriculares y escuchar música.

Eso hice todo el viaje mientras Dean dormía plácidamente. En Londres nos esperaba Grace, es mi amiga más cercana, ella había viajado una semana antes que nosotros ya que Dean no tenía pasaporte y eso fue un gran retraso en nuestro viaje. Viviría con Grace, y Dean en un departamento a nuestro lado, sería menos incómodo y sinceramente lo prefería así, por ahora.

Las diez horas de viaje pasaron más rápido de lo que creí, ya nos encontrábamos aterrizando. No quería despertar a Dean, el suele ser un poco gruñón cuando lo despiertan y ahora yo tendría que lidiar con eso lamentablemente.

-Dean-lo llame, volteo a mirarme mientras se le escapaba un bostezo. –¿Podrías llevar tú las maletas?-

-Sí, dámelas-contesto con algo de frialdad.

-Amor, sé que odias que te despierten pero puedes llegar a dormir-mencione regalándole una sonrisa, suspiro y me sonrió levemente. –Alégrate, hemos llegado-bese cortamente sus labios.

El aeropuerto estaba repleto de gente, luego de un rato buscando entre la multitud, sonreí victoriosa al divisar una pelirroja cabellera, la última vez que ha había visto tenía el pelo color negro pero no me sorprendía si la próxima semana lo traía rubio.

Le hice una seña y al notarme sonrió ampliamente con emoción.

Ella estaba a un costado derecho de la puerta numero veinte, un escalofrío paso por mi espalda y no supe exactamente por qué. Me acerque a Grace sin borrar mi sonrisa y la abrase, saludo de la misma manera a Dean y entonces los tres nos dirigimos al estacionamiento del aeropuerto, ambos estábamos cansados y queríamos llegar lo más rápido posible a nuestros departamentos.

Grace había rentado un auto para no tener que tomar taxi o andar en autobús. Al ver el auto abrí mis ojos sorprendida, no porque el auto fuera lujoso si no por todo lo contrario, era una chatarra.

-Grace, ¿no pudiste conseguir uno mejor?-hice una mueca, negó mientras reía levemente. -¿Cómo son los departamentos?-

-Oh no te preocupes, los departamentos si son lindos-

-¿Estas segura?-dude.

-Completamente-

Y al llegar me di cuenta de que no estaban nada mal, necesitaban un poco de pintura pero eran lindos y acogedores.   
Mi cuarto era mucho más grande, mi ventana daba con la del edificio de al lado, la ventana de enfrente tenia cortinas rosa pálido así que suponía que era la habitación de una chica.
Esta noche tendría que dormir en el sillón de la sala, mañana ordenaría mi habitación.

Forever&Always I Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora