Chantaje.

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Sette:

[Amber]

El sonido de una canción conocida retumba en toda la habitación y eso me obliga a despertarme de a poco. Demonios. Trato de ignorar la música y me acurruco más entre las sábanas. ¡Por Dios Santo es domingo en la mañana! ¿Es que nadie respeta el sueño ajeno acaso?

Además es el único día en la semana que tengo libre y puedo dormir hasta las tantas de las mañana sin que nadie venga a joderme. Pero tal parece que sí hay alguien que no respeta el día libre de los demás. ¡Esperen! Esa música proviene de la sala y se supone que vivo jodidamente sola. O sólo sea que mi stereo tenga vida propia y se haya encendido sola.

Me levanto como si tuviera un resorte en el trasero y caminó hacia la sala de mi departamento. Y no me sorprendo cuando le veo, voy a matarlo por interrumpir mi mañana de holgazaneria.

— ¿¡Isaac Blaire Collins que demonios haces aquí y a las...!? — miré la hora en mi móvil —, ¡Son las siete de la mañana idiota! ¿No pensaste acaso que quería dormir? — espete y tenía unas inmensas ganas de estrangularlo.

Por su parte ríe y se encoje de hombros — Vayamos a hacer ejercicio y luego vamos al almuerzo familiar enana — sonríe mostrando sus dientes y como era de esperarse no puedo decirle no a esa sonrisa.

— Te odio — ruedo los ojos con fastidio y caminó hacia mi habitación en busca de ropa para hacer deporte. Pero me detengo un momento y regreso de nuevo a la sala —, ¿Cómo entraste? — frunci mis labios y le miré con seriedad esperando una respuesta.

Una sonrisa divertida aparece en su rostro y levanta entre sus dedos un juego de llaves — Con esto — responde con simpleza.

Suelto un bufido — Se supone que vivo sola para poder tener privacidad. ¿Comprendes lo que es la privacidad Isaac? — pregunté irónica y despotricando en su contra mientras caminaba a mi habitación de nuevo.

— Lo siento, pero debo cuidarte. Eres mi hermana pequeña — grita desde la sala y eso sólo logra molestarme aún más. Y peor aún me sale la Amber gruñona de dentro. Hermanos mayores, no te dan un respiro aunque hayas cumplido veintitrés años. Aún creen que eres su pequeña y que deben sobre protegerte.

Busco en mi armario algo cómodo para poder salir a correr y no puedo evitar sonreír. Hacía mucho que no teníamos una mañana así, una salida de hermanos. Entre la empresa y la Universidad mi tiempo es poco. A veces no tengo ni un momento para tener con Isaac y disfrutar de su compañía. Además él tampoco tiene demasiado tiempo libre, la empresa y el gimnasio lo consumen por completo. Aparte se ocupa de Aiden y ese niño consume el tiempo de cualquiera.

¿Niño? ¡Es prácticamente un adulto!

Salí de mi habitación una vez que estaba lista y caminé a la cocina por una botella de agua.

— ¿Lista gruñona? — pregunta con una sonrisa.

— Gruñona tu abuelita — respondo y me acercó a la puerta del departamento.

Su risa no demora en hacer eco en el lugar, para después salir ambos a comenzar a correr.

(…)

— ¿Quieres? — me ofrece un cigarrillo.

Elevó una de mis cejas interrogante y dejó de correr para caminar a su lado — ¿No que lo habías dejado? — pregunté mientras aceptaba con gusto el cigarrillo.

Sálvame #PremiosPlaneta2020 #CHW2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora