«Tercer libro de la Saga Amores Complicados»
«Libros anteriores: Lady Elizabeth y Toxic»
«No es necesario leer los dos primeros libros para comprender este»
¿Qué pasaría sino es ella la damisela que necesita ser rescatada? ¿Qué pasaría si es él quié...
Capítulo dedicado a nata01094 gracias por tanto amor hacia la historia <3 De verdad :3
Diciotto:
Rumores y reconciliación.
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Pasado...
—Se ha ido Ambs —susurra mi hermano y yo me quedó mirándole con mis pensamientos en quien sabe donde—. Aarón se ha ido —sus brazos me rodean, pero no le corresponde.
¿Qué se fue? ¿Me ha dejado sola? ¿Cree que esto es fácil? ¿Qué puede dejarme a mi suerte? ¡Miserable! La rabia comienza adueñarse de mí y no puedo detenerle. He sido una imbécil, jamás me ha amado. Si lo hiciera, no estaría huyendo hacia Italia.
Sé que todo se ha puesto difícil, que he cambiado y que no he vuelto a ser la misma desde la pérdida de Elio. Pero no merecía esto y menos que se fuera sin explicación alguna. Que me dejase así, sin más. Joder.
Entiendo que he pasado los últimos meses algo deprimida y que no es fácil verme así. ¿Pero que podía hacer? ¿Fingir que su muerte no ha dolido? ¿Qué está todo perfectamente? ¿Qué estoy emocionalmente increíble?
Suelto una risa cargada de amargura, mientras consigo asimilar lo que mi hermano ha dicho. Debería ir en su búsqueda y patearle los testículos. De verdad, tendría que hacerlo. ¿Pero eso cambiaría algo? Por supuesto que no, todo continuaría igual.
Aunque entiendo porque se ha ido justamente a Italia, allí le espera un bello matrimonio arreglado por parte de sus padres y claro; él no ha vuelto a rechazar dicho compromiso. Quizá nunca le agrado la idea de ser padre, tal vez sólo fingió que si. Pero en realidad no era así y deseó desde un comienzo que perdiera a mi bebé.
—Hey —habla mi hermano y me saca de mi ensimismamiento—. No sé que demonios pasa por tu mente en este maldito momento, pero te juro que no es así. Ambs, estoy aquí y no te dejaré sola —promete y por alguna estúpida razón, dudo de aquella promesa.
Él también había prometido que estaría para mí y ahora se fue. Me dejo sola, con mi dolor. Ahora lo entendía y una idea de lo más descabellada cruzó mi mente. ¿Sería la mejor opción? Tal vez lo era y sería la única manera de que el dolor se detuviera. ¿Pero estaría siendo una cobarde? ¿Dónde quedó aquella Amber? ¿Esa que no le temía a nada? ¿Aquella que al despertar era la chica más gruñona del planeta? ¿Dónde se ha ido? ¿Qué le pasó?
¿Qué me ha pasado?
—Vete, Isaac —pedí—. Necesito estar sola —avisé y de verdad quería aquello. Lo necesitaba con demasiada urgencia. Demonios.
Mi hermano me observó, no parecía convencido de irse y dejarme sola. Pero lo sopeso un momento y luego habló:
—Vale, me iré —acepta—. Pero volveré —me advierte y luego se levanta. Besa mi frente, para al final irse.
