Cuidando de él.

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Sedici:

Cuidando de él.

Cuidando de él

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Pasado...


El sonido de algo que desconozco, resuena en el lugar y es entonces que intentó abrir mis ojos. Lo hago con bastante pesadez y dificultad. Pero al abrirles por completo me doy cuenta que no conozco la habitación, entonces el pánico se cuela en mi sistema. ¿Dónde demonios estoy? Hago el intentó de sentarme, pero un gran dolor en todo mi cuerpo me lo impide.

No.

No.

No.

Comienzo a llorar cuando los recuerdos de lo sucedido me asaltan y lo único que deseo es morir. Sí, quiero morir. No quiero vivir sin él, me niego a hacerlo. Le esperaba con demasiada ilusión y me lo han arrebatado de la peor manera. De la manera más cruel que se pueda imaginar. Mi llanto no cesa, ni siquiera cuando la enfermera entra y me intenta consolar diciendo que todo está bien. ¿Pero que está bien según ella? ¿Está bien que perdiera a mi bebé? ¿Está bien que alguien me atropellase? ¿Eso está bien? ¡No! ¡Nada lo está! El dolor que sentí al verme en esa situación, nadie podría entenderlo. El momento en el que el paramédico decía que no había nada que hacer, que había muerto al momento del accidente. Mi mundo se vino encima de mí, todo a mi alrededor acabo por derrumbarse.

En medio de mi llanto, pido que llamé a Aaron. Era a quien más deseaba ver, él podía lograr que me calmase. Y como pedí, le fueron a buscar.

—Tranquila. ¿Vale? —susurra y asiento calmando mi llanto. Tratando de respirar y asimilar todo lo que estaba sucediendo. Tratando de digerir por segunda vez la noticia, ya que cuando desperté la primera vez tuvieron que dormirme a causa del ataque de nervios.

En cuanto mi vista se posó en él, me senté en la camilla con bastante esfuerzo. Se acercó a mí y me abrazó con mucha fuerza. Entonces volví a derrumbarme, le había perdido. Mi pequeño Elliot.

—Estoy aquí pequeña —me susurra y yo me acomodo más en su pecho—. Ya estoy aquí —y ojalá se hubiese quedado por siempre conmigo, ojalá hubiese cumplido su promesa... Pero entendí que las promesas se hicieron para romperse y no importaba quien hiciese.

Presente...

Siento pequeñas caricias en mi espalda y con ello me acomodó más en su pecho. Su pecho vibra ante su risa y yo no puedo evitar hacer lo mismo. Joder.

—¿Podrías dormirte de una buena vez, Caristeas? —pregunté intentando sonar molesta, pero salió diferente a lo que deseaba.

Sálvame #PremiosPlaneta2020 #CHW2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora