Epílogo:
Siento que alguien me toca el hombro suavemente y abro mis ojos con pesadez. Mi cuello duele y entiendo que es por la mala posición en el que me encuentro. Suelto un suspiro y observo a Isaac; quien luce preocupado. Sé porque lo estaba y me sentía una mierda por ello. Daría lo que fuera por estar en su lugar ahora y que su familia no pasará por toda esta mierda.
—Ve a casa, Stef. —pide—, Yo me quedaré y si hay noticias; te llamaré enseguida —dice, intentando convencerme de abandonar la sala de espera.
Pero no lo haría, no hasta que la castaña abriese sus ojos y me regalé su hermosa sonrisa; la misma que estaba haciéndome falta en estos putos momentos.
Habría matado con mis propias manos a Pride, pero Nolan se adelantó; dándole directo entre sus cejas. Ese hijo de puta, intentó quitarme a una de las personas que más amo. Y no se lo perdonaré, jamás.
Tenerle entre mis brazos, mientras su vida se iba apagando; es algo que no quiero volver a pasar. Había tenido suficiente con Acacia y que mi chica pasará lo mismo, a manos del mismo cabrón; me enfureció. La poca cordura que quedaba en mí, se fue por el jodido caño.
Agradecí a Nolan por haber tenido preparada una ambulancia, por si hubiera heridos de gravedad y necesitan asistencia médica de urgencia. Sino fuera por ello, la habría perdido.
El médico aseguró que llegamos a tiempo, que la bala no había tocado órgano vital alguno y que debía tener un angel guardian a su lado; porque era un milagro. Lloré como un imbécil y supe que debía agradecer a los Dioses por su misericordia hacia mí; por no quitarme a la mujer que amaba.
Acacia me diría su famoso: “te lo dije. ” Ella sabía que encontraría a la correcta y que estaba esperando a por mí, no se equivocó. Por supuesto que no.
Ahora estaba en la espera de que despertará, el médico nos dijo que al cirugía fue todo un éxito. Que retiraron la bala y que solo tocaba esperar a que despertase, deseaba tanto que lo hiciese. Comenzaba a caminar por las paredes en la espera, me desesperaba y asustaba que no regresase a mí. Joder.
Me estaba volviendo loco, de verdad. Quería tenerle entre mis brazos, besarle cada rincón de su cuerpo. Hacerle mía, oír su risa. Sus quejas, que me grité: “ ¡Que te den, Caristeas! ” La frase que solía decirme cuando nos conocimos, la misma que hizo que cayera rendido a sus pies. Su dramatismo que salía a flote, su manera gruñona de ser. Oh joder, la extrañaba más que nada en el puto mundo. Quiero que abra sus ojos, lo deseo demasiado.
Tapó mi rostro con mis manos, todo se derrumbaba a mi alrededor y no podía hacer nada para detenerlo. Maldición.
Aunque su familia no lo dijera, sabía que me hacían responsable de todo. ¿A quién quiero engañar? Yo tenía la jodida culpa, si hubiese hecho caso. Si hubiese olvidado mi venganza a tiempo, si hubiera puesto todo de mí para protegerle. Pride no le habría hecho daño, ni siquiera conocería su existencia. Pero no, yo debí dejar que mí terquedad mandase más y buscarle.
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Sálvame #PremiosPlaneta2020 #CHW2019
Romance«Tercer libro de la Saga Amores Complicados» «Libros anteriores: Lady Elizabeth y Toxic» «No es necesario leer los dos primeros libros para comprender este» ¿Qué pasaría sino es ella la damisela que necesita ser rescatada? ¿Qué pasaría si es él quié...