Trenta:
Eres mi salvación, mi todo.
Me senté en la cama en cuanto un frío me recorrió, la luz comenzaba a filtrarse a través de las cortinas. Estire mi brazo buscándole, pero me encontré con su lado vacío. Mi corazón se encogió dentro de mi pecho y pensé lo peor. Seguía siendo consciente de que acabaría yéndose y volvería a estar solo. Solo habían pasado veinticuatro horas desde que le pedí perdón, desde que le confesé todo lo que sentía por ella. El inmenso amor que crece en mi interior. Salto de la cama y salgo en su búsqueda; con el corazón latiendo a mil por hora. Tenía miedo, demasiado.Sé que me perdonó y si no era verdad. ¿Y si me odia? ¿Y si llegó a la conclusión que es mejor estar lejos de una mierda como yo?
Descartó toda posiblidad, en cuanto pongo un pie en el pasillo y el olor a comida invade mis fosas nasales. El alivio me recorre entero y camino hacia donde proviene aquel olor.
Entonces la veo, concentrada cocinando. Me quedo embobado, mientras sigo cada uno de sus movimientos. Se ha puesto una de mis camisetas y he de admitir que le queda estupenda. Me acerco cauteloso y la rodeo desde atrás. Beso su cuello y por su parte ríe por mi gesto. Sigue en lo suyo, con mis brazos aún rodeandole.
—Me he asustado en cuanto desperté, creí que te habías ido —confesé con nerviosismo.
Dejó lo que estaba haciendo, para luego voltear su rostro y observarme.
—Pues te has equivocado, no me iría jamás —dice con una sonrisa y besa mis labios fugazmente.
¿Qué había hecho para merecer a este ángel? No lo sabía, pero quería disfrutar de su compañía por siempre. En cuanto acabó con lo que hacía, llenó los platos a su lado y me paso uno de ellos. Nos acomodamos en los taburetes de la isla, para así comenzar a disfrutar de aquel desayuno.
—Te quiero, nena —digo de pronto, deseaba decirlo.
Ella sonrió y eso logro que mi pecho se inflara de orgullo.
—Te quiero, imbécil —suelta y no puedo evitar reír por su forma de referirse a mí.
En cuanto acabamos de desayunar, yo me encargo le limpiar todo; mientras mi chica se ducha.
Acomodo las cosas en los estantes y unos delgados brazos me rodean, sonrío.
—¿Eres hija de Flash o que? —pregunto en tono de broma, siento como su pecho vibra ante la risa que la ataca.
—Quizá —responde, siguiéndome el juego—. Luego deberé preguntarle a mi padre si fue miembro de la Liga —bromea y ambos comenzamos a reír.
Caminamos hacia la sala, aún con Amber rodeando mi cintura. Nos acomodamos en el enorme sofá y enciendo el televisor. Hago zapping en busca de algo interesante que ver, mientras que ella apoya su cabeza en mi pecho. Terminó por dejar la peli "Quiero robarme a la novia", me concentro en la trama; mientras que Amber se queda profundamente dormida. No sé como, ni cuando; pero también me quedo dormido.
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Sálvame #PremiosPlaneta2020 #CHW2019
Romance«Tercer libro de la Saga Amores Complicados» «Libros anteriores: Lady Elizabeth y Toxic» «No es necesario leer los dos primeros libros para comprender este» ¿Qué pasaría sino es ella la damisela que necesita ser rescatada? ¿Qué pasaría si es él quié...