Capítulo 8

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La luz del día se filtró a través de la ventana, y con ello, obligándome a abrir los ojos. Con pesadumbre me sente sobre el suave colchón y cheque la hora en el reloj de la mesita de noche.

Oh, Mierda, llegare tarde al colegio.

En un santiamén me duche y arregle con lo primero que pude agarrar del armario.

Cuando por fin estuve un poco mas decente, baje las escaleras corriendo y fui directo a la cocina para despedirme de mis padres.

Ellos al verme sonrieron, aunque pude notar la tensión entre ambos, ¿Estarán discutiendo otra vez?

Aparte aquellos pensamientos de la cabeza. No es momento para pensar en eso.

-- Voy tarde -dije, besando la mejilla de mi papá-. Nos vemos mas tarde.

Hice lo mismo con mamá antes de salir prácticamente corriendo de la casa.

Para mi mala suerte, el coche aun no funciona y no estoy segura si Dylan se ofrecerá a llevarme de nuevo al colegio.

Una mueca involuntaria apareció en mi rostro al recordar la noche anterior con mi vecino.

             

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Después de llegar tarde a casa y de haber encontrado a Dylan afuera de la suya, no supe como actuar ni mucho menos que decir. No esperaba encontrarlo despierto a estas horas de la noche, mucho menos esperando a que llegara a casa.

Así que lo más inteligente que pudo pasar por mi cabeza en aquellos momentos fue balbucear cosas sin coherencia alguna. ¿Saben lo vergonzoso que es no poder articular palabra frente a la persona que te ha gustado durante mucho tiempo?

Estaba echando a perder todo el avance que había logrado en estos días que había pasado junto a él.  

-- ¿Por qué llegas a estas horas, Abby?  -volvió a preguntar, y yo, como una completa estúpida, volví a balbucear-. Es peligroso estar a esta hora de la noche en la calle -riñó, creo que enfadado.

-- Yo...uh…

Ah, ¿En donde se encuentran las palabras cuando mas las necesito?

Dylan se acercó un poco mas, de modo que  su silueta quedó enmarcado por la tenue luz de la luna. Sin poder evitarlo el corazón latió con fuerza, observando como su perfecto rostro quedó sumido entre la luz y la oscuridad.

-- ¿Abby?

-- Mm...yo…

-- ¿Estas ebria? -cuestionó con voz aguda.

Su pregunta me tomó desprevenida, provocando que lograra atragantarme con mi propia saliva. Oculte mi boca con mis manos con la sola intención de no comenzar a reír frente a su cara. Pero fue en vano.

Comencé a reír frente a él mientras Dylan me observaba con el ceño fruncido.

-- ¿Abby? -volvió a preguntar, y fue entonces cuando pude percatarme que debería de verme como una loca histérica riendo de esta manera.

Apreté los labios en una fina línea, esperando no comenzar a reír de nuevo. Dylan, en cambio, mantenía el ceño fruncido.

-- Lo...siento -me disculpe, avergonzada por mi anterior comportamiento-. Y no, no estoy ebria.

Dylan seguía aun con el ceño fruncido, disgustado por algo que no lograba comprender.

-- ¿Por qué llegas a estas horas? -preguntó una vez mas.

RojaijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora