Por esta ocasión, Dylan decidió evadirme.
La luz de su habitación se había apagado mientras él se recostaba en su cama. Lo observé por algunos segundos más de la cuenta antes de contestar el mensaje de Aiden y de recostarme en mi amada cama.
Trate de conciliar el sueño pero, por primera vez en mi vida, el insomnio se había apoderado de mi. Con inquietud, comencé a revolverme en la cama mientras trataba de encontrar una posición mucho más cómoda para dormir. Entonces, por alguna razón que desconozco, mis pensamientos fueron dirigidos únicamente hacia Aiden.
Sintiéndome un poco frustrada, agarré el móvil y comprobé que llevaba más de tres horas pensando en él. No sabría por cuánto tiempo estuve despierta hasta que comencé a sentir los párpados pesados. Y poco a poco fui cayendo en la profundidad del sueño.
Esa noche además de apoderarse de mis pensamientos, también se había implementado en mis sueños.
Al despertar, lo primero que hice fue ir a la cocina para desayunar. Ahí encontré una nota de mi madre diciendo que había salido a comprar la despensa. Volví a dejar la nota encima de la mesa y agarré un cupcake mientras preparaba un café. Entonces llegó un mensaje a mi móvil, me distraje y comencé a ahogarme con un pedazo de cupcake. Desesperada, le di un trago de mi café, pero eso fue un grave error. El café estaba caliente, y por lo tanto, quemaba mi boca. Así que comencé a toser como loca. En ese momento Adrien entró corriendo a la cocina. Su rostro viéndome con preocupación.
-- Abby, ¿Estás bien? ¿Qué te sucede?
Hice un gesto con la mano para restarle verdadera importancia al asunto, aunque podía asegurar que mi rostro estaba rojo por el esfuerzo de tratar de respirar. Cuando por fin pude recuperarme un poco, le aseguré a mi hermano que me encontraba bien y que no había necesidad de preocuparse por mi.
-- ¿Estás completamente segura de que te encuentras bien? ¿No necesitas que te lleve con algún doctor?
-- Estoy...bien -susurré en voz baja y ronca.
Después de ese feo suceso, pude comer mi desayuno con mayor tranquilidad. En ese preciso momento entró mi madre cargando muchas bolsas del super. Mi hermano y yo acudimos a ayudarla.
-- Abby -habló mi mamá mientras dejaba las bolsas encima de la mesa-. ¿Compraste los regalos de los niños de Mónica?
-- ¿Hoy cumplen años?
-- Si hija -me dedicó una mirada de reproche-. ¿Olvidaste el cumpleaños de los niños?
No dije nada al respecto, recordando, después de tanto tiempo, que hoy cumplían seis años Sophia y Alejandro. Estaba ayudando en acomodar la despensa cuando llegó un mensaje a mi celular de la señora Mónica.
Sra. Mónica: Abby, ¿Te puedo pedir de favor que me ayudes a cuidar a los niños? Hubo un imprevisto con el pastel y tengo que ir a solucionarlo antes de la fiesta. Además, la ropa que había elegido para los niños se manchó y ahora tengo que ver que comprarles para que se pongan en la fiesta.
No era necesario ver el rostro de la señora Mónica para saber que realmente se encontraba estresada y preocupada, así que no dudé dos veces al responderle que con gusto los cuidaría.
Con rapidez tomé una ducha para ir en busca del regalo de los pequeños, ya que a ambos les regalaría algo de ropa para su cumpleaños.
Al llegar a casa de la señora Mónica, ella me recibió con gran y aliviado abrazo.
-- Oh, Abby, que bueno que pudiste venir a ayudarme -susurró, alejándose con una cansada sonrisa en los labios.
-- Para mi es un gusto ayudarte -sonreí un poco mientras levantaba un poco las bolsas de regalo-. Les compré algo de ropa nueva a los niños.
ESTÁS LEYENDO
Rojaijo
RomantikAbby Thomson ha estado enamorada de su vecino desde que era una niña. Al llegar a casa después de un viaje de 3 meses las cosas entre ellos comienzan a cambiar drásticamente. Dylan Manson, su atractivo vecino comienza a verla como algo mas que solo...