Era lunes y no tenía ánimos para ir al colegio, pero lamentablemente eran las últimas semanas de clases y estaba obligada a asistir.
Así que después de tomar una rápida y refrescante ducha, bajé directo a la cocina. Ahí encontré, como en todas las mañanas, a mi hermano comiendo cereal. Le sonrei un poco, recordando repentinamente sobre la plática pendiente que tenía con Adrien sobre su amigo.-- Buenos días -saludó en cuanto me vio entrar a la cocina.
-- Hola.
Agarré un plato hondo, lo llene de leche y cereal y me senté frente a mi hermano.
-- ¿Cómo conociste al chico de ojos azul con verde que vino ayer a la casa? -pregunté, esperando que el tono de mi voz fuera desinteresado-. Se llama Adler, eso creo.
Adrien dejó de comer y volteó a verme con una curiosidad mal disimulada en su rostro.
-- Está en el mismo instituto que yo. Tiene poco tiempo de haber llegado a la ciudad -respondió-. Es mi compañero de equipo del fútbol americano.
Asentí, restándole importancia al asunto, aunque en mi mente me encontraba almacenando toda aquella información.
-- Y se llama Aiden, no Adler -continuó hablando después de algunos minutos de silencio-. Y a todo esto, ¿Por qué tanto interés en él? ¿Acaso te gustó?
Hice una mueca con desagrado al escuchar sus curiosas preguntas.
-- No, no me gusta.
Suspire, pensando que quizá, si no estuviera tan enamorada de Dylan, probablemente hubiera encontrado a Aiden atractivo y con un sentido del humor algo divertido. Pero las cosas eran diferentes y no podía hacer nada al respecto.
-- Lástima, es un buen chico -dijo, tomándome por sorpresa-. Al menos la mayoría del tiempo.
Observé con sorpresa el rostro alegre y feliz de mi hermano.
-- ¿La mayoría del tiempo? -pregunté, confundida.
Adrien se puso en pie y dejó el plato en el fregadero. Yo seguí todos sus movimientos con la mirada en busca de una respuesta por parte de mi hermano.
-- Sí, ya sabes como son los chicos. La mayoría del tiempo se encuentran en problemas, lo normal -se acercó a mí y besó mi frente-. Me tengo que ir ya. Se hace tarde.
Sonrei un poco mientras veía como Adrien salía de la cocina y, segundos más tarde, como cerraba la puerta principal de la casa. Con un suspiró terminé de comer el resto del cereal. Mi mente procesando la reciente información sobre Aiden.
Cuando salí de casa me encontré, para desgracia mía, a Dylan saliendo también de su casa. Nuestras miradas se encontraron brevemente antes de que yo apartara la mirada primero.
-- ¿Te llevo al colegio? -preguntó, provocando que dejara de caminar para ver a su rostro totalmente inexpresivo.
Mantuve mi expresión neutral, aún cuando deseaba con todas mis fuerzas ir corriendo hacia a él y abrazarlo con fuerza. Pero me mantuve ahí, parada fuera de mi casa mientras lo observaba como una completa idiota.
-- No, gracias -contesté después de algunos largos segundos de incómodo silencio.
-- No tengo problema alguno en llevarte al colegio.
Volví a negar con la cabeza, dispuesta a no entablar una conversación con él. No quería que siguiera insistiendo porque era más que consciente que si seguía así, yo no podría resistir a su habitual encanto y aceptaría ir con él al colegio. Entonces nuestras miradas volvieron a encontrarse de nuevo y estuve a punto de aceptar su ofrecimiento.
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Rojaijo
RomanceAbby Thomson ha estado enamorada de su vecino desde que era una niña. Al llegar a casa después de un viaje de 3 meses las cosas entre ellos comienzan a cambiar drásticamente. Dylan Manson, su atractivo vecino comienza a verla como algo mas que solo...