Capítulo 30

227 38 2
                                    

Por el día de hoy, decidí no ir a clases. Estaba cansada y lo único que me apetecía en aquellos momentos era dormir lo más que pudiera antes de ir al trabajo. Así que dormí sin remordimiento alguno durante toda la mañana hasta que una invasión de mensajes provocó que despertara.

Adormilada, extendí el brazo a ciegas por la mesita de noche hasta encontrar mi celular. Cuando por fin lo tuve entre mis manos, abrí los ojos y me dispuse a leer los mensajes.

Sebas: Abby, ¿Por qué no llegaste a clases?

Alexa: Abigail, espero no que vinieras al colegio por algún percance, ya que tuve que exponer la clase de literatura yo sola.

El último mensaje me tomó desprevenida. Sinceramente no esperaba ver un mensaje suyo y ver que él no se había olvidado por completo de mi provocó que mi corazón latiera como loco sobre mi pecho.  

Con dedos temblorosos abrí su mensaje y leer lo había escrito terminó por ponerme aún más  nerviosa que antes.

Dylan: Abby, necesito hablar contigo.

Observe su mensaje por algunos segundos más de los necesarios antes de decidir no contestar ninguno, principalmente el de Dylan. Sus palabras aún me seguían doliendo y aunque trataba de sacarlas de mi mente, me era casi imposible olvidar esa noche. En ocasiones justificaba su actitud diciéndome a mi misma que había actuado de aquella manera porque se encontraba enfadado, y por lo tanto no estaba en condiciones para pensar y razonar. Sin embargo, muy en el fondo sabía que no existía justificación alguna ante las ofensas que Dylan me gritó en esa noche. Aún así, después de todo lo que había pasado entre nosotros, aún lo seguía queriendo.

Pocas horas más tarde, salí de mi habitación para tomar una ducha e ir al trabajo.  Estaba por tocar la puerta para asegurar de que nadie se en encontraba en el cuarto de baño, cuando salió Lissa de ahí.

Ella se veía pálida y con horribles ojeras por debajo de sus ojos. No pude evitar preocuparme por ella.

-- Lissa, ¿Estás bien?

Liss asintió, mostrando una sonrisa que parecía más bien una mueca.

-- Estoy bien. Solo me cayo algo mal en el estómago.  

-- ¿Estás segura?

-- Completamente segura.

Lissa sonrió, dando la medía vuelta para ir a su recámara. Entonces recordé a Scarlett y la extraña conversación que tuve con ella en mi trabajo.

-- Liss.

-- ¿Que pasa? -preguntó, volteando para ver directo a mi rostro.

Por algunos segundos dudé en comentar con ella sobre la plática que tuve con Scarlett. Pero tenía que averiguar si lo que ella dijo era verdad y la única manera de averiguarlo era preguntando directamente a mi hermana.

-- Ayer Scarlett fue a mi trabajo y preguntó por ti.

-- ¿Enserio? -preguntó-. ¿Y qué fue lo que te dijo exactamente?

-- Solo preguntó que cómo estabas -dije sin darle mucha importancia al asunto-. No sabía que habías regresado con Eric.

Ella comenzó a juguetear con sus propias manos mientras apartaba, avergonzada, la mirada.

-- Intentamos tener una relación de nuevo -comentó, sin levantar la mirada del piso-. Pero las cosas no funcionaron.

No dije nada al respecto.  Solo sonreí levemente mientras  veía como mi hermana se encerraba en su habitación. Después de todo, Scarlett fue sincera conmigo y no mintió acerca de mi hermana.

RojaijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora