Hoy es el día más importante de toda mi vida. Había llegado el día. El día en que me casaría con el amor de mi vida.
Estaba tan nerviosa que olvide hasta mi propio nombre. Pero aún así de algo estaba segura: lo amaba y cada día que pasaba estaba segura de que él era, es y será el amor de mi vida.
De pronto, recordé con una enorme sonrisa en el rostro la forma tan hermosa en que Aiden me pidió matrimonio. Ambos viajamos a Disney para llevar de paseo a Mathi, pero al final termino siendo una propuesta de matrimonio. Sucedió de una manera un tanto extraña, pero igualmente hermoso.
Aiden y yo caminábamos por el hermoso caminito que se encontraba frente al castillo de Disney. En mis brazos cargaba a Mathi, que veía entretenido todo el hermoso paisaje que nos rodeaba. Cuando menos me había dado cuenta, Aiden ya no se encontraba caminando junto a mi. Seguramente había ido al baño, aunque eso no impidió que me sintiera un poco irritada con él por no haber avisado que iría a los sanitarios. Aún así mantuve la irritación bajo control y centré toda mi atención al pequeño Mathias, que se encontraba entre mis brazos mientras observaba maravillado el enorme castillo que se alzaba entre nosotros.
-- ¿Dónde habrá ido tu papi, corazón? -pregunté con un suspiro entrecortado.
Mathias solo me observó con grandes ojos azul verdosos, que eran exactamente del mismo color que los de su padre. Era sorprendente como con el paso del tiempo fui acostumbrándome a la presencia del pequeño Mathias hasta tal punto en llegar a verlo como si de un hijo mío se tratara.
-- ¿Papá? -cuestiono viéndome con cierta duda, como si de alguna manera hubiera entendido a la perfección la pregunta que había hecho.
-- Tú papá se perdió -dije, jugueteando con su manita-. Tenemos que ir a buscarlo.
Ambos estábamos por dar la media vuelta para ir en busca de Aiden cuando Mathi extendió su brazo y señaló con emoción a la botarga de Mickey mouse que caminaba directo hacia nosotros, tomándose fotos con algunos cuantos niños.
Mathias se veía emocionado, así que supuse que no sería mala idea tomarnos una foto con la botarga de Mickey antes de ir en busca de Aiden. Así que ambos nos acercamos, le pedí a un chico que caminaba por ahí si podía tomarnos la foto y me posicione junto con el pequeño a un lado de la botarga.
-- Sonríe -susurré cerca del oído del pequeño.
Él sonrió, alegre, justo en el momento en que él chico tomaba la foto. Estaba por agradecer a la botarga por prestarnos un poco de su tiempo, cuando sentí como una de sus enormes manos tocaba mi cintura para acercarme más hacia su cuerpo. Indignada, voltee a verlo para decirle algunas cuantas cosas desagradables cuando pude percatarme de que la cabeza de la botarga de Mickey mouse no se encontraba en su lugar, de modo que podía ver el rostro del chico que portaba el enorme traje.
Un rostro que yo conocía a la perfección.
Él sonrió mientras yo seguía observando paralizada la cara feliz, nerviosa y sonriente de Aiden.
Aún no lo podía asimilar.
¿Cómo había logrado tener el disfraz de Mickey mouse?
Y la pregunta más intrigante que pasaba por aquellos momentos en mi cabeza.
¿Por qué Aiden estaba vestido de aquella manera?
Lo observé por algunos minutos más de la cuenta aún sorprendida de tenerlo aquí, junto a mi, y vestido de aquella manera.
Mathias, que aún seguía cargando entre mis brazos, gritó de la emoción al identificar a su padre como la botarga de Mickey mouse.
-- Abby, mi bella unicornio -comenzó a hablar Aiden mientras yo seguía viéndolo, sorprendida-. Desde el primer momento en que te vi, supe que tú eras la persona indicada para mí. Amo todo de ti, mi amor, desde tu risa hasta cuando haces pucheros cuando estás enojada. Amo dormir y despertar a tu lado y hoy, más que nunca, estoy seguro de saber que eres el amor de mi vida. Así que Abby, Mi pato, ¿Te casarías conmigo?
ESTÁS LEYENDO
Rojaijo
RomanceAbby Thomson ha estado enamorada de su vecino desde que era una niña. Al llegar a casa después de un viaje de 3 meses las cosas entre ellos comienzan a cambiar drásticamente. Dylan Manson, su atractivo vecino comienza a verla como algo mas que solo...