Capítulo 44 - 1/2

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Lo primero que vi al despertar fue a Aiden.

Por algunos momentos llegué a pensar que me encontraba en un hermoso y perfecto sueño, pero esa idea desapareció casi al instante después de algunos cuantos segundos. Y fue entonces cuando comprendí que Aiden realmente se encontraba aquí.

Algo desconcertada, talle mis ojos con el dorso de las manos mientras me sentaba en la cama.

-- Por ser un buen compañero...por ser un buen compañero...feliz cumpleaños, mi Pato -cantó Aiden, observando mi rostro con una enorme sonrisa.

Yo lo observé, sonrojada y encantada, al pensar que nadie me había despertado el día de mi cumpleaños con las mañanitas. Y era una manera muy bonita de despertar, tenía que admitir. Además, con todos los problemas que rodeaban mi vida en aquellos momentos, había llegado a olvidar por completo mi cumpleaños.

Aiden, que se encontraba sentado en la orilla de la cama, extendió una tarta de fresa con diecinueve velas encendidas, y encima de la mesita de noche, se encontraba un hermoso ramo de rosas rojas.

-- ¿Mi pato? -pregunté, disgustada por ese ridículo apodo-. No me gusta que me llames así, Matheo.

-- Olvida ese apodo, al menos por el momento, y centrémonos en ti , ¿De acuerdo, amor?

Parpadee un par de veces, consciente que es la primera que Aiden me llama amor. Y nunca llegué a imaginar que me encantaría escuchar salir esas palabras de la propia boca de Aiden.

-- ¿Amor?

Aiden me vio con reprobación, aunque no parecía realmente enfadado. Era todo lo contrario, tenía una hermosa sonrisa en su rostro y sus ojos parecían brillar con felicidad.

-- ¿Ves? Cualquier cosa te hace enfadar, amor.

-- No estoy enfadada -contesté, sonrojada-. Y muchas gracias, ojitos. Esto ha sido una manera muy dulce de despertarme.

Él sonrió complacido.

-- Nunca olvidarás este día.

Yo sonrei, me puse en pie y sople las velas. Entonces Aiden me envolvió en un fuerte y cariñoso abrazo.

Yo envolví los brazos alrededor de su cuerpo y lo abracé igual de fuerte.

Justo en ese momento mi madre, junto a mis hermanos, entraron a la habitación para felicitarme, así que me vi obligada a alejarme de Aiden.

Después de ese breve lapso de tiempo en donde solo recibí abrazos y felicitaciones, los cuatro decidieron dejarme sola para que pudiera ducharme y vestirme para ir a clases. Fue entonces, al ver hacia la ventana de mi habitación, cuando pude darme cuenta de la presencia de Dylan viendo directamente a mi recámara mientras exhalaba el humo del cigarrillo.

Él, al ver que lo observaba, se acercó a un más hacia la ventana de su habitación.

-- Feliz cumpleaños...vecina -dijo con voz aparentemente neutra, aunque pude escuchar cierta morbosidad en el tono de su voz.

Sus ojos recorrieron con inquietante lentitud mi cuerpo, gesto que provocó que mi piel se pusiera de gallina con temor y cierta repugnancia. Incluso sentí un poco de miedo, así que decidí correr las cortinas como impedimento para que Dylan siguiera observando cada uno de mis movimientos.  

Antes de salir de casa, encontré a mi familia reunida cerca de la sala. Todos menos Aiden.

Confundida, observé toda la planta baja con la esperanza de encontrar a Aiden por algún lado, pero desafortunadamente nunca lo encontré.

RojaijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora