Rojaijo

Capítulo 43

Desde hace poco más de dos semanas desde lo sucedido en el antro entre Dylan y Aiden. Mismas dos semanas en donde no he visto en ningún momento a Dylan. De alguna manera, parecía como si no estuviera viviendo en su casa. Aunque, muy en el fondo, me alegraba de no haberlo visto desde lo sucedido en aquella noche.

Y en cuanto a Aiden, al parecer se ha convertido en mi idiota favorito. Ambos nos tratamos como novios, aunque en realidad no me a propuesto ser su novia. Aún así, eso no era impedimento para que cada día que pasaba, me enamorará cada vez más de él.  Incluso estaba comenzando a enamorarme de sus defectos.

Además, a mi hermano parecía agradarle la idea de que estuviera saliendo con Aiden, así que no había problema alguno con Liss y mi hermano.

Un entrecortado suspiro salió quedamente de mis labios al recordar a Lissa.  Su estómago se había abultado en estas últimas semanas por el embarazo. Tenía que admitir que, de alguna manera, me sentía feliz por ser tía, aunque seguía sin asimilar que el padre de ese bebé era de mi hermano.

-- ¿Saldrás hoy con tu novio? -preguntó Alexa, provocando que saliera de mis pensamientos.  

-- No es mi novio -respondí, pocos segundos después.

Alexa sonrió, elevando una de sus perfectas y depilados cejas.

-- Entonces es tu amigo con derechos -aseguró ella voz pícara.

Hice una mueca, pensando que esas palabras describen exactamente a la perfección nuestra relación.

-- Sólo es mi amigo.

Ella comenzó a reír, divertida, antes de volver a hablar conmigo.

-- Cuando vas a entender que los amigos no se besan en la boca.

Los amigos no se extrañan todo el día. Los amigos no se llaman a las dos de la mañana.

Los amigos no deberían de dormir en la misma cama.

Los amigos no se hacen el amor.

Rodee los ojos mientras veía con irritación el rostro de Alexa, con la esperanza de que dejara de cantar esa canción cada vez que hablaba sobre mi y Aiden.

-- ¿Cuántas veces tengo que decirte que no dormí en su cama? -dije, irritada-. Dormí en la habitación de su hermana, ¡Y mucho menos hemos tenido relaciones!

-- Pero aun así sabes que todo lo demás es cierto -contraataco.

Guardé silencio, estando totalmente de acuerdo con Alexa, aunque sin admitirlo en voz alta.

-- ¿Lo ves? Tengo razón.

-- Alexa, ¿Qué quieres que te diga?

-- Solo quiero la verdad.

-- Sabes toda la verdad -dije, observando con seriedad su rostro.

Alexa estaba por comentar algo al respecto cuando, por suerte mía,  el timbre interrumpió nuestra conversación.

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Después de salir de clases, tomé un taxi y llegué al Starbucks. Ahí encontré a Aiden, que sonrió al verme entrar al cuarto de servicios.

-- Hola, chica unicornio.

Aiden se acercó, agarró mi rostro y besó con lentitud mis labios. Y como cada vez que sus labios tocaban los míos, sentía como mi corazón quería salir por mi pecho y el zoológico que hacía su aparición, únicamente, cuando Aiden se encontraba cerca.