XXVI

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Capítulo 26: ¡Bang!

Seguí a Raphael fuera de la casa, sin decir nada, porque no había nada que decir, sé que yo haría lo mismo por la persona que amo, después de todo Raphael no es tan malo.

-Es raro.

- ¿Qué?

-El que no hables me alerta, ¿Lo estas reconsiderando?

-Solo... estaba pensando que... yo haría lo mismo que tu para salvar a alguien que amo y que puede que no seas malo.

El me sonrío.

-Nadie es bueno o malo en realidad, cada uno tiene un propósito o meta, despendiendo de cuales sean, cada uno puede catalogar los de los demás. Todos tenemos una diferente visión del mundo.

- ¿Por qué Baruch quiere abrir las puertas del infierno?

-Cada uno tiene sus propias desgracias, yo perdí a Katherine y el perdió a Jenna, la diferencia es que mi hijo pereció en su madre, los hijos de él simplemente se esfumaron, nadie sabe si están vivos o simplemente muertos en cualquier granero. Dicen que la esperanza es lo ultimo que se pierde y el la perdió hace bastante tiempo, ya no tiene nada de que aferrarse para no darse de lleno con la locura, su esposa muerta y sus hijos perdidos tal vez en el limbo, ya no tiene aprecio por la vida en general.

- "Toda persona o criatura tiene luz en su alma solo hay que buscar ese algo o alguien que lo exteriorice"

- ¿Ese es el lema de la familia Gajos?

-Yo... yo no lo sé, solo lo dije y ya. -El me miro con la cabeza inclinada como un perrito perdido que me hizo recordar a... ¿Recordar a quién? -No importa, dime Raphael, ¿Qué te mantiene a ti para no dar de lleno con tu locura?

-Creo que eres tú.

Yo lo mire alarmado y el rio.

-No, no por la razón que tú crees, eres guapo, pero soy más de... mujeres. -Carraspeo incomodo haciendo que me riera calmándolo. -Digo que eres tu porque eres la reencarnación de Triskel, de alguna forma el saber de tu existencia me hizo pensar que tal vez Katherine podía hacerlo también.

- ¿Hablas de... reencarnar?

-Si, no me importa el físico que tenga, no me importa el color de su cabello, el porte de sus pechos o la textura de su piel, solo quiero que me ame tal y como soy sin juzgarme, ella nunca se quejo porque yo no podía salir al sol antes, obviamente ahora puedo, pero cuando yo se lo mencionaba ella me decía "No me importa si es de día o de noche, no me importa si hay luz o completa oscuridad, mientras pueda sentirte en mi alma, mientras seas mío... seré completamente feliz".

Vi la lagrima en su mejilla, me sentí triste al saber de que en realidad la muerte no separa entre santos o pecadores, solo toma vidas. El claramente no merecía esto y ella tampoco.

- ¿Por... porque dejaste de buscar?

-Nunca he dejado de buscar, solo deje de mendigar algo que sé solo ella podría entregarme. Ansiaba vivir con ella lo que durara nuestro infinito, a fin de cuentas, nuestro infinito duro menos de un segundo, a pesar de la forma en que ocurrieron las cosas no puedo quejarme, ella me hizo feliz desde que la vi por primera vez, logró que yo sintiera mi corazón latir, mi sangre bombear y mis pulmones dejar de recibir aire. Ella causo tanto en mi que ahora temo no volver a sentir eso por todo el tiempo que dure esta vida y no poder soportarlo, segarme tanto por la perdida que... pierda la poca humanidad que me queda.

Lo miré sin decir nada, no se veía un hombre que le contara eso a todos, así que sin avisar y en un acto de valentía lo abrace, eso seria justo lo que yo necesitaría de pasar por lo que el paso, vio cosas que yo no soportaría ver, sintió el vacío mas grande del mundo y aun así pudo hacer que la cordura dominara. Yo no podría... yo perdería la razón.

-No puedo decir que sé por lo que pasaste, no puedo ponerme en tu lugar porque estoy seguro que no podría soportar ni un cuarto del dolor que haz sentido sin perder mi cabeza. Pero puedo hacer otra cosa, puedo ayudarte a buscarla.

El me miro con el ceño fruncido y me dio una sonrisa con todos los dientes que se sentía verdadera.

-Tú en serio te pareces a él, de hecho, eres mucho mejor. Y eso ya es decir demasiado.

Sentí aplausos detrás de mi haciendo que me volteara, para encontrarme con la ultima persona que creí me encontraría en estos momentos.

-Vaya, vaya, los vampiros se pusieron sentimentales. -Dijo Baruch junto con cinco cazadores detrás de él.

Portaban unas pistolas bastante extravagantes, automática, de 6 barriles giratorios de 9 milímetros, hecha de cobre y plomo, la culata, gatillo y la parte del percutor tenían grabas lindas líneas curvadas que se entrelazaban, debajo de los barriles había un pequeño cilindro de vidrio que brillaba en ámbar.

Después de unos segundos reaccione, esa no era una pistola cualquiera, es la única arma que puede matar a un vampiro, son balas de plata con punta de madera de Rhamnus catharticus (Espino cerval), bañadas en su mismo fruto, el cual son bayas del tamaño de un guisante, redondas, negras, de un olor nauseabundo además de venenosas. Este tipo en serio me quiere muerto.

-Baruch no hagas esto, él es el único que puede ayudarte.

El hombre solo río burlescamente.

-Lo sé, pero pase lo que pase, siempre nos inclinamos por los de nuestra misma especie. ¿No?

Raphael lo miro con pesar.

-Vamos Baruch, ¿Por qué haces esto?

- ¿Cómo era el dicho de un buen amigo mío? -Hizo un gesto pensativo que minutos antes me hubiera hecho reír pero ahora no es momento para ello. - ¡Ah, sí! -Exclamó con fingida euforia. – "Toda tu fe en la humanidad no bastará si subestimas su naturaleza"

- ¿Mataras porque es la naturaleza de la humanidad? -Pregunto con exasperación Raphael.

- ¡No!, matare porque es MI naturaleza.

Apuntó con su arma hacia mí y lo siguiente que escuche fue solo el arma cargada, el característico sonido del tiro y el casquillo de la bala.

¡Bang!

FIN.

Nah, es mentira. Mañana subo él siguiente capitulo.

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The only. (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora