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Viernes 21 de septiembre de 2018

*Narra Santiago*

Diablos, desgraciadamente no era Valentina. Sin embargo, Valeria tenía mucho en común con aquella chica del antifaz negro, son tan parecidas físicamente que casi podría jurar que estaba frente a ella.

Me recargo en la silla tratando de asimilar la visita que acababa de tener. Mis pensamientos se desvanecen cuando escucho a Mónic hablar por el intercomunicador. Me enderezo.

– ¿Qué ocurre, Mónic? – respondo.

No sé si ya me había dicho que pasaba, no le preste atención.

– Su madre está al teléfono. – informó.

– Pasa la llamada, por favor.

– De inmediato, señor. – dijo sin más.

De inmediato sonó el teléfono, presioné el botón de altavoz.

– Buenos días, mamma. – saludo mientras sigo haciendo cosas.

– Ciao, mio caro figlio. – adula.

– ¿Qué ocurre, mamma? – digo mientras acomodo algunos papeles.

– Si estas ocupado, puedo llamar después. – dice un poco ofendida.

Me rio por lo bajo ante su reacción.

– Disculpa. Sólo estoy algo estresado, dime mamá, a que debo tu llamada. – me excuso y cambio el tono en que se lo digo.

– Solo hablo para informarte que mañana llega nuestro vuelo a Estados Unidos.

– ¿Nuestro? – pregunto confundido.

– Sí, tu hermana y yo iremos a Estados Unidos. Bueno, a decir verdad, ya estamos en el aeropuerto. – ríe por lo bajo – Es un viaje largo de Italia hasta Estados Unidos. – explicó mi madre.

– ¿Por qué no me dijiste antes que venían? Pude pagar los boletos.

– No quería molestarte, debes estar ya bastante ocupado en la empresa.

– Sabes que no es ninguna molestia, de hecho, pensaba vaciar mi agenda de estos días para ir a Italia, pero bueno. ¿A qué hora llega su vuelo?

– Mañana como a las nueve. Sabes que por ir en primera clase nos dejan bajar primero.

– Perfecto, entonces iré mañana por ustedes al aeropuerto. – dije sin poner mucha atención.

– Si vas a estar ocupado, mejor no vengas, manda a tu chófer o no, mejor llegamos hasta tu casa. – dice ofendida.

– ¿Qué ocurre, mamma? Te noto un poco tensa. – dejo de hacer todo para presarle más atención a mi madre.

Yo también estaba tenso y no quería que influyera en esto. 

– Nada, cariño, solo que ya sabes, nunca faltan los problemas en los aeropuertos. – suspiró.

– Descuida mamma, todo se solucionará. – trate de calmarla.

– Lo sé, pero es frustrante, pero bueno, entre menos importancia le demos, será mejor. ¿Entonces mañana nos recoges personalmente en el aeropuerto?

– Sí, mamma, estaré ahí y luego las llevaré a mi casa y pasare el día con ustedes. – explicó mientras veo la hora.

– Este bien, amore mio.

– Ya quedo arreglado, mamma. – se escuchó la voz de mi hermana menor. 

– ¿Estás hablando con Santiago? – supongo que mi madre asintió – Dile que le mando saludos. – sonreí al escucharla.

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