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*Narra Valentina*

- Hola, preciosa. - habló al darse cuenta que yo me había quedado callada - ¿Me recuerdas?

Era obvio que lo recordaba.

- ¿Ethan? - fue lo único que pude decir.

- Por lo visto sí me recuerdas. - sonrió de una forma extraña.

- ¿Por qué estás haciendo todo esto? ¿No se supone que eres amigo de Santiago? - solté lo que pensaba.

- ¿Yo? ¿Amigo del patético de Santiago? Jamás lo consideré amigo mío. - dijo con odio.

- ¿Por qué le tienes tanto odio? - dije ya estando más tranquila.

- Él siempre ha tenido todo lo que quiere, quiero que por lo menos una vez se quedé con las ganas de tener algo, y que mejor que la mujer que ama. - dijo con rencor.

- ¿Me ama...? - lo miré.

- ¿Qué no es obvio? - rodó los ojos - Basta de preguntas, pequeña. Hicimos un trato, aléjate de él y será libre. - caminó a la puerta.

- ¡Espera! - hablé antes de que se fuera, él se giró de nuevo hacia mí - Por lo menos déjame acercarme a él como Valeria, sino, va a sospechar. - pedí, aunque tenía poca esperanza a qué aceptara.

- Está bien, para que veas que no soy tan malo. Pero no quiero que estés te le insinúes, no le hagas honor a tu trabajo. - dijo y sin más salió.

Salí por la puerta trasera de aquella habitación y me dirigí de inmediato al camerino.

Me senté frente al espejo.

Ay, Valentina...

Que patética eres... Por amor estás haciendo esto, ¿De verdad?

No me sentía bien, lo mejor sería irme a casa.

[...]

Domingo 4 de Noviembre de 2018

*Narra Santiago*

Estar aquí era horrible, más si sabes que tú no cometiste el delito del que te inculpan.

En un par de días será mi juicio. Solo espero que Alessandra y Joe hayan conseguido la suficiente evidencia para sacarme de aquí.

¿Cómo estará, Valeria? No la he visto desde que nos despedimos en el aeropuerto de Italia. Aún recuerdo la sensación que tuve al juntar nuestros labios en el aeropuerto.

- Coscarelli. - pegó el policía en los barrotes de la celda para llamar mi atención, yo volteé - Eres libre. - tomó unas llaves y abrió la celda en la que estaba.

Me levanté de repente.

- ¿Qué? - dije confundido.

- Que eres libre. Fuera. - dijo de mala gana.

Salí de la celda más que confundido, mi hermana entró a la zona de celdas.

- ¡Fratello! - me abrazó.

- Aless, ¿Qué pasó? - dije mientras caminábamos a la salida.

- No sabemos, lo que nos dijeron es que el banco levantó los cargos. - explicó.

[...]

Mis padres, Alessandra y yo salimos de la comisaría. Joe nos estaba esperando afuera en su auto. Se ofreció llevarnos a mi casa.

Todo estaba en silencio, aunque no era un silencio incómodo, en lo absoluto, quería descansar. Me recargue en asiento.

Valeria...

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