*Narra Valentina*
Me quedé callada por un momento para pensar bien mi respuesta. No estaba segura de lo que diría. Debía ser precavida.
Aunque, si podría mencionar a Ethan, solo advertirle a Alessandra de que no dijera nada, que fuera discreta.
Respiré profundamente.
- Recuerdas cuando... - pensé un poco en como empezar - ¿Recuerdas cuando les dije a Joe y a ti que me mandaban mensajes como de amenaza y que me vigilaban? - ella solo asintió - Ese día, esa persona fue al club...
- ¿La misma que te había estado amenzadando? - yo asentí - ¿Pero no se supone que precisamente ese día Joe te asignó un guardaespaldas?
- Así es, pero digamos que soy un poco necia y a veces distraída, y pese a que decidí mantenerlo al margen, el guardaespaldas me estaría esperando afuera, pensé que ahí estaba "segura" de cierta forma. Cabe aclarar que el guardaespaldas me dio una alarma silenciosa, pero creí que no la necesitaría, así que la deje en el camerino, también contar que no podría llevarla conmigo todo el tiempo, como sabrás, literalmente estoy en lencería, y no tenía donde ponerla. - ella no dejaba de mirarme atentamente.
- Continúa.
- Mi jefe me dijo que tenía un privado, cuando llegué al pequeño salón, ahí estaba una persona con el rostro cubierto, a decir verdad no le di mucha importancia, pero eso fue hasta que mi jefe cerró la puerta y empezó a hablar, la voz se me hacía muy familiar. Era la misma voz que me habló cuando me hicieron esto... - señalé la marca en mi cuello - Incluso traía una navaja, como para hacerme recordar que era él. Yo siempre trataba de alejarme, pero me logró agarrar y tras forcejear un poco en la habitación, le pregunté por qué lo hacía y me dijo que tenía algo así como deudas pendientes con tu hermano.
- Pero Santiago nunca ha sido problemático, mis padres le han heredado una buena educación, sí, sé que le encanta jugar cartas, apostar y demás, pero jamás se ha metido en problemas por eso.
- Eso si no sé, también me dijo que si yo sabía lo que me convenía, iba a hacer todo lo que el dijera. Me ordenó alejarme de Santiago, que hiciera como sí él no existiera y que si Santiago iba al club o al casino, me viera con él.
La cara de horror junto con asco de Alessandra lo decía todo.
- ¿Y tú qué hiciste, Val? ¿Aceptaste? - siguió mirándome atenta.
Suspiré.
- Sí... - ahora su mirada era de sorpresa - Acepté porque a cambio daría la orden para que dejarán a Santiago en libertad.
- Val, no sé cómo agradecerte lo que has hecho por Santiago, pero ahora tu vida está en manos de quién sabe quién.
- Sí sé quién es...
- ¿En serio?
- Sí, antes de aceptar le puse una condición, le dije que lo haría solo si me mostraba su rostro, me sorprendió que aceptará de inmediato, así fue, quitó la máscara que traía puesta.
- ¿Y de casualidad conoces a esa persona?
- Sí, desgraciadamente es alguien cercano a ustedes...
- ¿¡Qué!? ¿¡Quién!?
- Ethan. - solté sin más.
Ella me miró con los ojos más que abiertos.
- ¿¡Qué!? No, no, no, no, él no podría ser capaz de hacer algo así, lo conocemos desde hace años. - negó - Un segundos, ¿Tú cómo lo conoces?
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Sutra
Teen FictionUna apuesta entre amigos debe ser pagada, y que mejor con un baile erótico en el mejor club de todo Estados Unidos. Sólo lo mejor para el mejor.