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Lunes 8 de Octubre de 2018

*Narra Valentina*

Estaba en la cocina haciendo el desayuno para mi mejor amiga, su hija y yo.

– Entonces... Déjame ver si entendí bien. – Christina entró a la cocina, volteé a verla – ¿Santiago Coscarelli se te ha insinuado un par de veces? – me miró esperando una respuesta.

– Pues algo así, ya no sé cómo tomarlo o qué, porque tanto en el club, como en otros lugares, me da algunas prioridades. Y pues no sé si sea así con todas o sólo conmigo... – dije suspirando.

– No seas tonta, amiga, trata de ver qué intereses tiene en ti o contigo. Averígualo. – me tomó de los hombros alentándome.

– Pero... ¿Cómo? No es como que me pueda acercar mucho a él, no quiero que sepa mi verdadera identidad. Tampoco quiero que piense que lo hago por estar detrás de su dinero.

– ¿Por qué pensaría eso? Creo que lo que necesitan es una charla muy profunda, y no precisamente un baile o insinuaciones de parte de los dos.

– Pero ¿Cómo? Al pedirle eso, necesitaría mostrarle como realmente soy.

– No necesariamente, si él te quiere, te aceptará tal y como eres. – sonreí por lo que dijo.

– De hecho, ayer llegué más temprano de lo normal porque no fui a trabajar, estaba con él... – me sonroje al recordar el día anterior.

– ¿En serio? – me miró sorprendida.

– Sí, y me invito a una cena, creo que es una cena de negocios. Quiere que sea su acompañante.

– Y conociéndote seguramente lo rechazaste ¿Verdad?

– Acepte. – desvié la mirada.

– ¡Por dios! – dijo casi gritando. – ¿Y qué te pondrás? ¿Cómo te maquillaras? ¿Cómo te vas a peinar? – al parecer ella estaba más preocupada e histérica que yo.

– Oye, tranquila. Ayer Santiago me compró un vestido.

– Ah, bueno. Menos mal. – se calmó – Pero bueno amiga, desayunemos y deja de pensar tanto en eso.

Reí ante el cambio tan drástico de mi amiga, lo más seguro es que ya tenía hambre.

[...]

Miré mi reloj: seis con treinta. Perfecto. Tenía menos de una hora para arreglarme, quité la toalla de mi cabeza y cepillé mi cabello. Me hice unas ondas no tan marcadas en el cabello y después tomé el vestido que ayer había comprado.

Era una sorpresa para Santiago, espero que le guste tanto como a mí. A pesar de ser sencillo a mí me encantó desde el primer momento que lo ví.

Chris entró a mi habitación y me ayudó a maquillarme y a terminar de arreglarme. Al parecer ella estaba más emocionada que yo. Bueno, para ser sincera, yo estaba nerviosa. Me puse unos tacones a juego, un poco de perfume y salí de mi departamento.

*Narra Santiago*

Terminé de arreglarme y me peiné. Bajé a la sala y tomé los documentos que necesitaba. Salí de mi casa y subí a mi auto.

Manejé hacia el edificio donde dejé a Valeria. La noche anterior le avisé que llegaba alrededor de las siete y media.

Me estacioné frente al edificio, salí del carro y la esperé, pasaron alrededor de dos minutos cuando escuché que alguien se acercaba, levanté la vista. Era ella.

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