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Sábado 17 de Noviembre de 2018

*Narra Valentina*

Ya habían pasado una semana desde que estábamos aquí. A penas nos estábamos empezando a adaptar.

Santiago no había venido, solo llamaba para saber si todo estaba en orden.

Tomé mi bolsa y bajé a la sala.

- Chris, voy a hacer el super, ¿Vas a querer que te traiga algo?

Se quedó pensando por unos segundos.

- Creo que no, a penas compré las cosas indispensables para Nathalie.

- En ese caso, me voy. - empecé a caminar a la puerta.

- Espera, Valentina. - volví a mirarla - Puede ser peligroso, ¿Por qué no pides el super a domicilio? Santiago te dió la tarjeta para eso.

- Lo sé, pero no quiero abusar de él, ya bastante hizo con pagar el hospital de mi papá y rentar este departamento para nosotras dos. Aunque para él el dinero nunca ha sido un problema, no quiero que piense que si lo quiero, sea por el dinero. - iba a hablar pero la interrumpí - Ya sé que me dirás, que puedo pagar en efectivo cuando lo traigan, pero también quiero salir, además aprovecharé el viaje para pasar a ver cómo está mi padre. - suspiré.

Ella respiró profundo.

- Está bien, pero con mucho cuidado, cualquier cosa me marcas a mí o a Santiago.

- Sí, "mamá". - hablé como una chica adolescente mientras rodaba los ojos con diversión.

Ella imitó mi último gesto y ambas reimos. Tomé las llaves y salí directo hacia el hospital.

Cuando Chris y yo salíamos a dar una vuelta para distraernos un poco o a comprar cosas, optabamos por ponernos una peluca. Sé que suena algo ridículo, pero lo hacíamos.

Entré al elevador y en el espejo de él acomodé un poco la peluca. Justo cuando la puerta del elevador abrió me dejó ver a un Santiago inmerso en su celular, casi choca conmigo.

- Disculpe. - se hizo a un lado para dejarme pasar.

- No hay cuidado. - aguante la risa.

Intercambiamos lugares en el elevador, pero cuando reconoció mi voz, alzó de inmediato la vista, solté una pequeña risa. Él a penas alcanzó a meter el pie para que el elevador no cerrara.

- ¿A dónde vas? - salió del elevador.

Empezamos a caminar a la salida.

- Voy a ver a mi padre y de paso a hacer el super. Por cierto, te queda bien la barba. - señalé.

No era una barba tan espesa, más bien era una de cuando no se rasura en par de semanas, pero hay que ser honesta, él con todo se vería jodidamente bien, hasta con un grano del tamaño del mundo.

No me acostumbraba a verlo vestir otra cosa que no fueran sus trajes. Pese a que no estaba acostumbrada, lo repito, se seguía viendo jodidamente bien.

- Posiblemente la quite en estos días. - comentó - Por cierto, te ves bien de pelo rubio. - me sonrojé - Disculpa por no haber venido antes, estaba arreglando asuntos en la empresa. Es difícil manejarla desde lejos.

- Descuida, aún así has llamado casi todo los días para saber cómo estamos. - sonreí - No pensé que fueras a venir justo hoy.

- Ni yo, pero recibí noticias del hospital donde está tu padre y quería venir a darlas en persona.

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