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Al llegar al hotel, deje el auto con el valet parking y entre. Todo me recibieron con amabilidad. Pase directamente a la oficina principal. Abrí la puerta al recibir un "Adelante".

– Señor. – se levantó del escritorio – No sabe el honor que me hace que esté aquí. Gracias por venir personalmente a llenar el puesto.

– No es nada. Afortunadamente es algo que se pudo resolver fácilmente, después de todo soy el jefe.

– Sí. Le pido una vez más una disculpa por no haberle avisado directamente la falta de personal.

– No te preocupes, no fue tu culpa. – le quité importancia.

– Supongo que sé quedara los días que requerimos de su ayuda.

– Sí, me iré el domingo cuando todo el alumnado se haya ido.

– Me parece, perfecto, señor, les diré que preparen la suite para que este cómodo.

– Muchas gracias.

Después de hablar un poco, dieron las nueve, suponíamos que el autobús en el que venían los alumnos se había retrasado. Salimos de la oficina para que Elliot me explicara que era exactamente lo que tenía que hacer en la recepción.

El sonido de mi celular no interrumpió. Me disculpé y miré el identificador. Era mi secretaria. No respondí.

Elliot siguió diciendo que es lo que hacía en estos casos, que era que los alumnos tenían que registrar sus entradas y salidas. Era para mayor seguridad.

Mi celular nos volvió a interrumpir. Era de nuevo Mónic.

– Puede responder, señor, debe ser algo urgente. Le sigo explicando después. – se retiró.

La llamada se perdió, pero a los cinco segundos volvió a sonar. Contesté.

– ¿Qué pasa, Mónic? ¿Por qué tanta urgencia?

– Disculpe, señor. Se que está ocupado, pero lo que pasa que pasa es que vino a alguien a preguntar para cubrir el puesto de administrador. – explicó.

En ese momento recordé que estábamos en busca de alguien, porque uno de mis administradores iba a renunciar, así que le pedí que me diera un tiempo para buscar a alguien, acepto.

– Menos mal, ¿Lo entrevistaste?

– No, solo me entrego su currículum y leí solo lo más relevante, al parecer viene de Italia y ha tenido experiencia en la cadena de restaurantes de su padre, señor. – me quedé pennado.

– Por favor hazle una entrevista y me dices que tal, de todos modos, yo le haré la entrevista en cuando regresé.

– Sí, señor.

– Ah, y por favor mantenme informado de cualquier cosa, por favor de preferencia házmelo saber por mensaje de texto.

[...]

Al cabo de veinte minutos más o menos, un autobús estacionó en la entrada del hotel, los estudiantes bajaron y empezaron a entrar formados detrás de lo que supuse seria su profesor.

Elliot me dijo que los asignarían por orden alfabético y que quedarían dos alumnos por habitación, todo para una mayor comodidad.

Trate de localizar a Valeria, pero no la logre ver nada, estaban todos en un solo punto. El profesor empezó a llamar a casa alumno por orden alfabético, pasaban de dos en dos para recoger la llave de la habitación.

Me dispuse a entregar las llaves de las habitaciones, mientras que José, el recepcionista, hacia los registros de quien se quedaba en cada habitación. Al momento de entregarles las llaves, yo les di a firmar una hoja que en donde se firmaban salidas y entradas de los estudiantes. Era por la seguridad.

SutraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora