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Natsuki.
—¿Esta bien, Natsuki-san? —pregunta Shun.
—Si. —respondo.
Shun asiente y comienza a juntar el armamento que utilizamos, ya habían pasado unos días, exactamente dos desde lo sucedido con el secuestro de Gaara. Todo en la aldea volvía poco a poco a la normalidad, las zonas destruidas comenzaron a reconstruirse y Gaara volvió a su puesto como Kazekage.
—Hasta mañana, Natsuki-san. —dice Shun a lo que yo asiento como forma de despedida.
A penas estábamos en la tarde y realmente no había mucho que hacer, de pronto un ANBU aparece delante de mi.
—Natsuki-san, Lord Kazekage requiere su presencia en la torre.
—Hmn. —espeto y luego este desaparece—. ¿Qué querrás ahora, rojito?
〘···〙
—¿Qué? ¿Estás seguro? —cuestiono al no poder creerlo.
—Si, la Mizukage ha mandado la orden de que vayas a Kirigakure. —repite Gaara.
—Esto es realmente increíble. —pienso sarcástica—. ¿A que se debe?
—Se han notado que unos aldeanos extraños aparecían y desaparecían al rededor de las fronteras del País del Agua, la Mizukage ha mandado una orden debido a esto, ella requiere tú ayuda. —responde con su usual seriedad.
—Eso no es realmente importante, mi presencia no debe requerirse pues sólo son aldeanos. Ella puede encargarse completamente de eso y no llamarme por cosas insignificantes. —espeto a lo frunzo el ceño y me cruzo de brazos—. No me moveré de aquí, no después de lo que paso. Sabes muy bien que debo estar junto a ti y nunca separarme. Que la Mizukage pida ayuda a Yudai.
Gaara se levanta de su silla y camina alrededor del escritorio para luego posicionarse delante de mi al mismo tiempo que se recarga en el.
—Sabes que no te estaría llamando si no fuera necesario, la Mizukage ordena tu presencia en Kirigakure alrededor de unos días. —dice—. No sólo se han notado algunos aldeanos de otras aldeas, sino que también hubo avistamientos de personas que cargaban con una capa negra y nubes rojas en ella.
Frunzo aún más el ceño al escuchar sus palabras.
—Akatsuki. —digo con molestia.
—Así es, algunos ninjas de Kirigakure dicen haber visto a personas cercanas a la frontera. La Mizukage te requiere ahí pues está segura de que Akatsuki esta rodando la zona. —explica a más detalle.
Suspiro derrotada.
—Aunque no quiera dejarte solo y a la merced de algún otro de ellos vuelva, debo hacerlo. —digo encajando mis uñas en mis brazos.
