-Amaia –susurró Mario-. Es hora de levantarse, si quieres llegar a la visita de la UCI de la mañana –añadió, con una media sonrisa.
Te recuerdo entre las calles de Sweet Avenue, entre las luces de Trafalgar Square. Tu cara entre mil sombras en sidecar, no sé si quiero verte cantar.
-Pero...
Aquellas palabras la habían desubicado. ¿De verdad se había quedado dormida al final?
-Pero... ¿Alfred está bien? –preguntó, con un asomo de preocupación, mientras se incorporaba en la cama.
-Sí, que yo sepa. No he recibido ninguna llamada –Mario se dirigió a la ventana para abrir las cortinas-. Y ya sabes que pedí que me avisaran a mí antes –continuó.
Si McCartney te viera al pasar. Tú le ves y eso es una señal. Hay que matar al padre "Vuelve a empezar". Llévate un souvenir y goodbye
La luz entró a raudales, anunciando el nuevo día. Las ganas de Amaia de ver de nuevo a Alfred la golpearon con fuerza, junto con un pelín de decepción consigo misma: ¿cómo había sido capaz de dormir en esas circunstancias? Pero sus necesidades básicas siempre le habían tirado con mucha fuerza.
-Te dejo que te cambies. Saldremos en media hora –fue lo último que le dijo el representante, antes de salir de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
* * *
Luces gris y cambias de autor. Eres música acústica, un acorde menor. Just let it be and god save the queen. Que es Londres sin ti, que es Londres sin ti
Aquella mañana había sido la primera de muchas parecidas. Pero Amaia se negaba a hacer nada que la apartara del lado de Alfred. Eso ya le había provocado varias peleas con Lorenzo, como la de aquella tarde en el taxi, camino del hospital.
-Pero, Amaia, está en coma. ¡¡En coma!! ¡Y podría llevarse semanas así!! –le había espetado su representante, después de casi diez minutos tratando de convencerla de volver a Madrid.
En aquel punto, ya había perdido todas las formas. Pero, después de eso, Amaia le había colgado, sin contemplaciones. No pensaba responderle. La Amaia insegura que pedía perdón por todo quedaba ya en un pasado muy lejano, y su carácter cada día salía más a relucir.
Quieres que cambie ya el temporal. Sabes que no todo será igual. No más noches de fiesta, ni un bis final, ni conciertos de John Mayer o Albert Plá
Sabía que no estaba siendo muy razonable. De hecho, ya le habían comentado varias personas, incluido su hermano Javi, que a lo mejor no era una buena idea parar toda su carrera por un ex novio. Aunque Javi hacía ya varios años que no era su representante, seguía fiándose de su criterio y su cariño por ella. A fin de cuentas, él se lo había enseñado todo al principio, y le debía en gran parte lo que era.
Por eso fue el único en sembrarle la duda: aunque Alfred despertara, ¿quién le aseguraba que fuera a quererla a su lado? Ni siquiera sabía los motivos por los que había cortado todo contacto con ella tan bruscamente, aunque cada vez le pareciera más claro...
No más pizzas de congelador. No más noche de suelo y colchón. No habrá más calle ni más ciudad, para poder volverte a encontrar
Pero Amaia no se había parado a pensar en eso. Es más, incluso le parecería buena señal que Alfred lo decidiera, porque significaría que estaba lo suficientemente bien como para tomar la decisión.
-Perdóname, Amaia. No quería decir eso –se disculpó Lorenzo un rato después, cuando la volvió a llamar.
-Sí querías. Es exactamente lo que querías decir. Y lo entiendo. Pero no estoy dispuesta a escucharlo, espero que tú también lo entiendas –le había respondido Amaia, impertérrita.
-Bueno. Pues no debería haberlo dicho, entonces –cedió-. Pero me gustaría saber qué piensas hacer ahora.
Amaia se encogió de hombros, como si Lorenzo la estuviera viendo. Pero no dijo nada. El representante, al otro lado de la línea, se llevó una mano a la sien y respiró hondo.
-Eres consciente de que puedes estar lanzando tu carrera por la borda, ¿no? La última vez ya nos costó mucho remontarla. No sé qué podría pasar ahora... -quiso prevenirla.
Luces gris y cambias de autor. Eres música acústica, un acorde menor.
-Y sabes cuánto te lo agradecí en su momento. Aún lo sigo haciendo. Mi único sueño siempre ha sido vivir de la música –le respondió. "Pero desde hace mucho no concibo la música en un mundo en el que no esté Alfred", añadió para sus adentros-. Por eso, si no me queda más remedio que ponerme a dar clases de piano en un conservatorio, lo haré. Pero sabes que siempre he sido fiel a mí misma, y ahora lo que me pide mi corazón es estar justo donde estoy.
Lorenzo suspiró al otro lado de la línea. Ahí tenía que darle la razón. Ya había probado lo que era tenerla haciendo algo que no sentía: el resultado era desastroso, sobre todo porque la cabeza se le iba constantemente y no se centraba. Volvía la Amaia insegura. Y había aprendido demasiado para volver atrás.
Just let it be and god save the queen. Que es Londres sin ti, que es Londres sin ti
-Pues espero que a tu corazón le dé un ataque de sentido común. También por el bien de Alejandro. Luego no me digas que no te he avisado –le soltó, en tono recriminatorio.
Sabía que quizás se había sobrepasado mencionando a Alejandro, ya que eso no le competía, pero aún seguía algo resentido porque Amaia no había tardado nada en lanzarse hacia Alfred, y el representante seguía sin tragar al catalán, a pesar de la pena que le producía el trágico incidente. Además, la rivalidad que siempre había tenido con Mario tampoco contribuía a mejorar las cosas.
-No contaría con ello, pero muchas gracias, Lorenzo –le había dado en la espinita que tenía clavada: Alejandro. Entonces se le ocurrió algo-: A lo mejor podemos plantear este break como unas vacaciones –le sugirió-. Sabes que nunca me he opuesto cuando ha habido que trabajar. Daba igual lo que tuviera que cancelar de mis planes personales. A lo mejor es el momento de hacerlo al contrario.
-Bueno, veré qué se puede hacer –aceptó Lorenzo, un poco de mala gana.
-Siento mucho ponerte en esta situación.
Luces gris y cambias de autor. Eres música acústica, un acorde menor.
Por el tono en el que lo dijo, Lorenzo supo que volvía a ser la Amaia de la que toda España se había enamorado, de eso no cabía duda. Y tampoco le cabía duda de que Amaia no se sorprendería si él dejaba de ser su representante. Le estaba dando la libertad de renunciar si no la apoyaba, a pesar de que el propio Javi, su hermano, ya le había tanteado al respecto para asegurarse de que no la iba a dejar en la estacada ante la pequeña locura que estaba cometiendo. ¿Pero cómo iba a hacerlo justo ahora, cuando por fin empezaba a vislumbrar a la estrella de la que todos le habían hablado?
Lorenzo se acordó de cómo Javi le convenció para ser el representante de su hermana. Amaia acababa de despedirlo: últimamente estaban en desacuerdo todo el tiempo, y ninguna de las propuestas de Javi satisfacían a Amaia. Por eso, por la paz familiar, Javi había decidido que era el momento de buscarle otro representante. Y Lorenzo era experto en relanzar carreras, pero también tenía fama de ser inflexible, y muy difícil de convencer. Solo elegía a los que sabía que merecían la pena. Y con Amaia se la había jugado, porque llegó a sus manos siendo un juguete roto, totalmente destrozada por la marcha de Alfred a Los Ángeles, aunque ni ella misma era consciente.
Just let it be and god save the queen.
Lorenzo suspiró una vez más y se dispuso a hacer varias llamadas para posponer la agenda de Amaia. Incluso aunque no le fuera bien la jugada, podrían recuperar parte del dinero concediendo entrevistas a revistas del corazón. Seguro que sacarían una jugosa tajada.
Y, por si acaso, también le envió un mensaje a Mario, por lo que pudiera pasar. Si al final salía bien la historia de los triunfitos, quién sabía lo que podría deparar el futuro...
Que es Londres sin ti, que es Londres sin ti...

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Te presto mi voz
FanfictionFanfic sobre Amaia y Alfred. "El camino a casa" complementa a esta historia. Para la versión con CONTENIDO INÉDITO de TPMV, poneos en contacto conmigo. (Portada by @bluelintes -usuario de tw). Después de varios años, en los que la vida los ha llev...