Amaia abrió los ojos por enésima vez aquella noche, y descubrió que ya había salido el sol.
Nunca llegué a imaginar... Que viajar a la luna sería real.
Levantó la mirada un poco y vio que tenía la cabeza enterrada entre los brazos, que aún apretaban con fuerza la mano y el brazo de Alfred que tenía más cerca. Se incorporó para mirarlo mejor y se dio cuenta de que tenía todo el cuerpo entumecido de la postura en la que había dormido. Por eso, y aun resistiéndose a soltar a Alfred, acabó haciéndolo, tratando de recuperar el control de su cuerpo. Se puso en pie y dio una vuelta por la habitación, sin apartar la vista del catalán.
Se acercó a la ventana y lamentó las escasas vistas. A eso se había reducido su vida en poco más de una semana, y Amaia se sorprendió de pensar que todo su mundo cabía dentro de una habitación, simplemente porque en ella estaba Alfred.
Lo pones todo al revés...
Se acercó de nuevo a él y le miró intensamente. Le acarició el rostro con la yema de sus dedos, con cariño. El día anterior, después de sentir el apretón, había llamado corriendo a la enfermera, que había venido a revisar sus constantes vitales, para ver si se apreciaba algún cambio. Pero no había sido así. La enfermera se había contenido de hacer el típico comentario, pero Amaia había visto su mirada condescendiente.
A ella le había dado igual lo que ella pensara. Sabía que Alfred le había respondido, y eso la animaba a pensar que el momento de despertar estaba cerca. No pudo reprimir el impulso y lo besó en la frente con infinita delicadeza.
... Cuando besas mi frente y descubro por qué...
Disfrutó del momento y de la sensación. A pesar del estado en que se encontraba Alfred, no había sido consciente de lo mucho que necesitaba su contacto físico, de lo que lo echaba de menos.
Ya no puedo... Inventarlo...
Acto seguido, Amaia había ido a coger el móvil para comprobar la hora. Se había quedado dormida cantándole, pero después se había despertado muchas veces durante la noche, temerosa de que Alfred abriera los ojos y ella no estuviera despierta. Sin embargo, el catalán parecía seguir sin cambios aparentes. Pero en cualquier caso ya quedaba poco para la visita del médico, que podría aclararles un poco la situación.
Amaia se sorprendió al ver la hora y comprobar que Txus, que iba a relevarla, aún no había aparecido. Descubrió entonces un mensaje suyo diciendo que Alfredo se había levantado enfermo y que pensaba llevarlo al centro de salud, así como tantear quién podía quedarse con él, antes de dirigirse al hospital.
La pamplonesa calculó que no llegaría antes de mediodía, así que todo apuntaba a que pasaría la mañana sola con Alfred. Pero no le importó. Estaba inquieta desde lo que había ocurrido la noche anterior.
Siento que bailo por primera vez...
El médico pasó un rato después y Amaia le contó lo del apretón. Él no pareció sorprenderse y, aunque la avisó de que podía ser un movimiento reflejo, también significaba que su cuerpo cada vez estaba más consciente y libre de los sedantes. Quizás por eso trataba de empezar a responder.
Después de que se fuera, Amaia le escribió a Txus y a Mario con el parte médico, y luego procedió a llamar a sus padres y a responder a algunos whatsapps, como solía. En ello estaba cuando una voz la sorprendió desde la puerta:
-Buenos días, Maricarmen.
Ese saludo le habría resultado inconfundible en cualquier lugar del mundo, por lo que no tardó en reaccionar. Se encontró cara a cara con Noemí Galera, la que había sido Directora de la Academia en su edición de OT, y en muchas de las que vinieron después.
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Te presto mi voz
FanficFanfic sobre Amaia y Alfred. "El camino a casa" complementa a esta historia. Para la versión con CONTENIDO INÉDITO de TPMV, poneos en contacto conmigo. (Portada by @bluelintes -usuario de tw). Después de varios años, en los que la vida los ha llev...