EPÍLOGO: Et vull veure

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La celebración posterior a la boda fue una anécdota más entre los miles de ellas que vivieron Alfred y Amaia, todas llenas de amor y de música.

Et vull veure seguint d'aprop cap a on va el vent. Però també et vull veure fent concerts fins que no puguis més.

Rompieron la tradición, y en lugar de abrir el baile, ambos se sentaron al teclado, y deleitaron a todos los presentes con la nueva versión de Tu Canción que estaban preparando para Una voz compartida. Y, aun cuando todos ya estaban en la pista de baile, ellos seguían sentados allí, compartiendo confidencias en su idioma del teclado.

Tinc una extranya sensació, de no poder anar a millor. Però és que amb tu tot va perfecte

Después de que saliera, en torno al 14 de febrero, el disco batió todos los records conseguidos en años, y llevó a Amaia y Alfred a una exitosa y larga gira... Que nunca llegaron a acabar, porque se vio interrumpida casi un año después por el nacimiento de su primera hija. La niña, que nació en enero igual que su madre, fue una de las mayores alegrías para ambos. Pero no hubo muchas discusiones en torno al nombre: aunque hacía años ambos habían soñado con ponerle Helga, Amaia volvió a proponer que quizás podría llamarse Emma, y Alfred no se opuso, quizás porque el nombre sin la l no sonaba tan bien, y él necesitaba algún tiempo más para pronunciarla correctamente.

A Amaia aún se le caía la baba cada vez que recordaba la primera vez que Alfred, entre lágrimas, había sostenido a Emma. Luego la había mirado a ella y le había dicho que esperaba que se le pareciera en todo, y Amaia aún había tenido fuerzas para bromear y responderle que esperaba que no, o él sería el que se volvería loco. Luego se habían fundido en un largo beso, y entre ambos habían acunado a Emma, embobados. Sin lugar a dudas, para Alfred siempre sería la niña de sus ojos...

Et vull veure igual que el primer dia a OT.

Tras el nacimiento de Emma, se habían organizado de manera que Amaia podía empezar a trabajar en su nuevo disco, mientras que Alfred seguía con la rehabilitación, de manera que entre los dos pudieran encargarse de ella. Y, en sus huecos, Alfred seguía componiendo, incansable, a menudo con Emma en las rodillas, que jugueteaba con las teclas. Algunas de estas composiciones acabaron en el nuevo disco de Amaia. Incluso, había un par en las que habían participado los dos, y que los llenaba de orgullo. Así, Emma también creció cerca de los escenarios, porque Alfred procuraba no perderse ningún concierto, y la niña iba con ellos a todos lados.

Al menos, Amaia sí terminó esta gira antes de quedarse embarazada de su segundo hijo, al que llamaron, por si cabían dudas, Alejandro. Y este nombre fue la mayor conquista para Alfred. No quisieron anunciarlo hasta que hubo nacido el niño, porque Alfred se había empeñado en que, si él no era capaz de pronunciar bien el nombre para entonces, tendrían que buscar otro. Pero Amaia tenía una fe ciega en que lo conseguiría, no ya por su hijo, sino porque sabía que estaba empeñado en hacerle ese homenaje a Alejandro, que además fue el padrino del niño.

―Gracias a ti, el pequeño Alejandro está aquí hoy ―le había explicado Alfred, cuando le anunciaron que el niño llevaría su nombre.

La l y la r en el nombre aún se le trababan un poco, pero confiaba en que era cuestión de repetirlo. A fin de cuentas, ¿había mejor rehabilitación que esa? Y el propio Alejandro los había abrazado a los dos con fuerza, mientras les anunciaba que ellos no eran los únicos que tenían buenas noticias: su boda con Paula estaba a la vista.

Cantant cançons de la Judit, del Kanka com si fessis acudits.

Por otro lado, el nacimiento de niño supuso también el pistoletazo de salida para Alfred: su regreso definitivo estaba más cerca, y sería por todo lo alto. Después de cinco años en los que el escenario le había venido demasiado grande, el artista con mayúsculas había vuelto. Aunque aún tenía dificultades para tocar los instrumentos, esperaba ser capaz de suplirlo con todo lo demás. Mario le consiguió las mejores colaboraciones y, como siempre, Alfred se dedicó al disco con todo su ser, pero siendo consciente de que ahora sus prioridades habían cambiado.

Te presto mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora