13. Ain't no mountain high enough

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Amaia empezó a llorar incontrolablemente a causa de la emoción. Siempre le daba placer llorar, pero ese día pensaba que ya no le quedaban más lágrimas. Se equivocaba.

Cuando por fin pudo reaccionar, llamó a la enfermera, hecha un manojo de nervios. Esta chequeó los monitores y comprobó que había una pequeña alteración, por lo que se fue a avisar al médico.

Amaia buscó su teléfono como desesperada y llamó a Txus, que ya estaba de camino. Después, en un ataque de impulsividad debido a la emoción, llamó a todo el que se le ocurrió: a sus padres, su hermano, su hermana, a Mario, a Roi,... Incluso a Alejandro. Estaba tan llena de adrenalina que ni se paró a pensarlo. La respuesta escéptica de su actual novio no la detuvo, y ni siquiera se arrepintió después de haberle colgado.

Listen baby, ain't no mountain high, ain't no valley low, ain't no river wide enough, baby

Empezó a dar vueltas por la habitación como un animal enjaulado, hasta que se dirigió de nuevo a la cama de Alfred. Seguía queriendo comérselo a besos, y tenía tanto que decirle... Se dio cuenta de que las horas siguientes le iban a resultar incluso más difíciles que hasta ahora.

Txus y el médico llegaron casi a la vez. Amaia abrazó con fuerza a la madre de Alfred, y casi también al médico, pero se contuvo en el último momento ante su cara seria. Él también analizó los monitores, que daban a entender que había podido recuperar la consciencia por unos segundos.

If you need me call me, no matter where you are. No matter how far, don't worry, baby

La pupila se le dilató de forma sorprendente cuando le dirigieron la luz y, al hacerle las pruebas de los reflejos, también reaccionó. Sin embargo, a Amaia se le escapó el gesto preocupado del médico cuando vio que, al pasarle el instrumento de observación por la planta del pie, también se movió el brazo en el que tenía insertado la cánula del suero.

-Bueno, sin lugar a dudas ya está cerca del estado consciente. Puede ser cuestión de horas, o quizás días, pero sabemos que el coma no se alargará -sentenció el médico, para alegría de Txus y Amaia-. Sin embargo, recuerden que aún no sabemos el alcance de la lesión.

Txus asintió con gesto grave y miró a Amaia, que seguía sin perder la sonrisa. Ella no podía dejar de pensar en que Alfred la había reconocido. ¿Es que acaso no podría recuperarse de todo lo demás?

Just call my name, I'll be there in a hurry. You don't have to worry

El resto del día no hubo más novedades, excepto algunos movimientos espasmódicos que realizó Alfred en varias ocasiones. Mario lo visitó por la tarde, aunque estaba bastante al tanto de todo. Aitana también se pasó por el hospital e intentó sacar a Amaia de la habitación por un rato, ya que no había salido de ahí en 24 horas. Pero por más que porfió con ella, no consiguió llevarla más lejos de la cafetería. Esa noche iba a quedarse otra vez para que Txus pudiera irse a casa con Alfredo, pero tampoco le importó.

'Cause baby there, ain't no mountain high enough, ain't no valley low enough, ain't no river wide enough, to keep me from getting to you, babe

Por primera vez, hablaron de más cosas aparte de Alfred. Aitana pudo desahogarse un poco sobre la situación en su casa, con el cáncer de su madre, su carrera musical y los problemas que estaba teniendo en su relación con Vicente desde que había llegado Nico.

Amaia, por su parte, trató de evitar el tema de Alejandro, pero Aitana la puso cara a cara con la realidad: no podía seguir jugando a dos bandas. Tenía que ponerle remedio cuanto antes...

-No puedes tenerlo todo, Amaia, sobre todo si Alejandro no está de acuerdo. Tienes que decidir...

Amaia se mordió el labio inferior y desvió la mirada, incómoda. Había estado evitando el tema para no sentir remordimientos. Según ella, con Alfred en esa situación tenía suficiente. Pero lo que no le reconoció a Aitana era que en ese momento se sentía tan insegura en su relación como desenvolviéndose ante los medios cuando salió de la Academia. Le producía pavor el simple hecho de pensar en que podía quedarse sola otra vez, como cuando Alfred se había marchado...

Te presto mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora