28. Tema inédito III

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*Comento antes: 1. Me da muchísimo corte publicar esto ahora, después de haberlos conocido en persona y haber tenido la suerte de pasar dos horas con ellos... Pobre Alfred, ¿qué le he hecho?...

2. Este capítulo retoma EXACTAMENTE donde se quedó el 26. El 27 fue una suerte de parón, ¿ok?

3. Me pondré al día respondiendo comentarios en cuanto pueda. A una no le da la vida para más... Y este capítulo se lo dedico a @lavidaagranel en tw, por su apoyo constante, y a @AlbaGutierrezPastur aquí, por sus emocionantes comentarios. Ella fue la primera que me deseó que me siguieran las luces, y hoy me lo ha dedicado el propio Alfred...

¡¡Allá vamos!!


Alfred había caído rendido ante la canción de Amaia.

Éxito. Single. Publica. Sigue... Estas habían sido solo algunas de las palabras que le había dedicado. Prácticamente cada día, le pedía que se la volviera a cantar. Y, al final, tras más de un mes de insistirle, Amaia había cedido y se la había enviado a su hermano Javi y a Lorenzo, para que le dieran su opinión. Estos habían reaccionado igual que Alfred, y la habían animado a ir cuanto antes a un estudio de grabación a montarla. Lorenzo incluso había ido a Barcelona para estar con ella en el inicio del proceso. La emoción del representante era más que evidente.

-Ay, Amaia. De verdad... ¿No eres consciente del éxito en que esto se puede convertir? Hacía mucho que no veía una de tus composiciones de una calidad como esta... -le había dicho, a la salida del estudio de grabación.

"En realidad, a mí nunca me habías ofrecido algo así", había añadido Lorenzo para sus adentros. Y esa era buena parte de su emoción. El salto al vacío que había pegado con la cantante por fin parecía que iba a empezar a dar frutos. No acabaría estrellándose, como tantas veces había temido.

-Amaia... ¿Me estás escuchando? –la había llamado. Ella había vuelto de repente a la realidad.

-Ay, sí. Perdón. Yo... Perdón. ¿Qué decías? –había respondido ella.

Lorenzo había negado con la cabeza y había dejado correr el tema. Pero lo cierto es que Amaia tenía a Alfred en la cabeza. Lo había tenido todo el día. Sabía que ahora llegaría a casa y no se lo encontraría allí, porque iba a pasar todo el mediodía y la tarde en el estudio de Manu Guix.

Manu...

Hacía dos o tres semanas que Alfred le había pedido que lo llamara para que le hiciera una visita. También le había pedido que le explicara su sistema de comunicación, y Amaia había fruncido el ceño: hasta entonces había sido solo su secreto, ¿por qué quería que se lo contara a Manu? Pero él había insistido, y ella había acabado accediendo, como siempre.

En el fondo, pensaba que había merecido la pena solo por haber visto la cara que se le había quedado a Manu, mezcla de sorpresa, admiración, emoción... Todo a la vez. Había hecho varias preguntas, queriendo conocer los detalles. Luego se había quedado en silencio, mirando el teclado.

Joder. Había tocado con las teclas. Había seguido intentando tocar otra palabra, pero le había podido la impaciencia.

-Joder, Alfred, tío. Joder... -había empezado a hablar. Lo miró con profunda admiración-. Te voy a decir esto, pero espero que no te lo creas, que ya nos conocemos, cabrón. Pero es que eres un puto genio...

A Alfred se le habían llenado los ojos de lágrimas.

A los pocos días, Alfred había querido que llamaran a Manu de nuevo, y él había vuelto a abrir un hueco en su agenda. Si Alfred se lo pedía, haría siempre todo lo posible. Pero ese día, Alfred no había querido que Amaia estuviera con ellos en el cuarto. Solo los dos. Y Amaia no había podido evitar sentir un ramalazo de celos. Había intentado no enfadarse, pero para eso necesitaba salir de esa casa. Ahora que no podía visitar a Aitana, que había vuelto al trabajo después de la baja maternal, se le reducían sus opciones, así que decidió irse al conservatorio a ensayar. Cada vez le quedaba menos tiempo y quería que le saliera perfecto...

Te presto mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora